Día Hábil
Andrés Manuel López Obrador desapareció de la vida pública desde que dejó la Presidencia en septiembre de 2024.
Siempre dijo que se iría a La Chingada, su rancho de Palenque, Chiapas, que le heredaron sus padres, a leer y a escribir.
Pero, hasta ahora, sólo han circulado dos fotografías del tabasqueño tomadas presuntamente en su propiedad al cierre del año pasado.
Nadie ha confirmado la veracidad de esas imágenes.
López Obrador anunció que se iría solo, sin Beatriz Gutiérrez Müller, su esposa desde que murió la madre de sus hijos, Rocío Beltrán Medina, porque ella tiene compromisos que atender en la Ciudad de México.
A diferencia de los corruptos, mañosos, mafiosos y delincuentes Vicente Fox Quesada, Felipe de Jesús Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto, que se pasean libremente por todo el mundo, López Obrador se esconde.
¿Por qué?
¿No que el pueblo bueno lo iba a proteger y a cuidar y que no necesitaba escolta?
¿A qué le teme el resentido sujeto que todos los días mentía y atacaba a sus adversarios políticos impunemente desde Palacio Nacional en sus monólogos o stand ups llamados mañaneras?
Su ausencia fortalece su cuando menos extraña posición de no combatir al crimen organizado y dejarlo actuar libremente los casi seis años de su mandato con el argumento de que no quería enfrentar violencia con violencia o afectar su inmaculada -según él- imagen.
Al principio, abrazos, no balazos no parecía una estrategia para proteger a los malandros, pero poco a poco, con el paso de los años, se confirmó como un manto sagrado de impunidad.
-¡Saludos al presidente López Obrador hasta Palenque!, dijo Claudia Sheinbaum el domingo en su no menos populista mitin sin sentido en el Zócalo capitalino “en contra del maltrato de Donald Trump y sus aranceles.
¿Significa que López sí está en Palenque, Chiapas, o es sólo una estrategia distractora?
López debe muchas explicaciones no sólo a sus fieles, a esos a los que regala 6 mil 200 pesos al bimestre para que voten por Morena, sino a los 130 millones de mexicanos a los que dejó un país mucho peor del que recibió.
Es evidente que continúa moviendo los hilos del partido que inventó y del que es dueño y que la decisión para 2030 pasará por sus manos.
Por eso toma mayor relevancia el desdén del domingo de Andy -hijo de López Obrador-, Luisa María Alcalde, Ricardo Monreal, Manuel Velasco, Adán Augusto, lo que la presidenta desestimó ayer, y dijo:
-Es menor, la verdad. O sea estaban distraídos, lo verdaderamente importante es la unidad que demostramos los mexicanos.
Y pregunto:
¿Ignorar a la presidenta es algo común que no tiene la mayor importancia?
La fractura en Morena por la disputa de cargos y el poder está muy clara. Es al estilo del PRD, de donde vienen la mayoría de los morenistas.
¿Dónde está el tabasqueño?
Andy no se disculpó
¿Sabe quién no se disculpó con Sheinbaum?
Sí, Andrés Manuel López Beltrán.
El hijo de Andrés Manuel López Obrador.
No le importó.
Horas más tarde -domingo- se pronunció en apoyo de la mujer.
Vámonos: Jorge Romero, dirigente del PAN, acusa a Morena de hacer nada.
-Ya no tienen nada, ya no saben ni qué criticar.
Ahora ya pidieron información de que quién está involucrado, reviró la señora presidenta.
alberto.montoya@diahabil.com.mx @albermontmex