La insoslayable brevedad
Javier Roldán Dávila
Cuando se creen predestinados ni borrándoles el disco duro
De acuerdo a los conocedores del Tango, cuando Enrique Santos Discépolo usó la expresión ‘Yira…yira’, se refería al rutinario dar vueltas, “a esa repetición previsible y monótona de las mismas desilusiones, las mismas amarguras, los mismos fracasos existenciales”.
Viene a cuento lo anterior, porque en el marco de la pandemia de coronavirus, muchas voces se han pronunciado en el sentido de repensar la viabilidad civilizatoria del género humano, ya que, de continuar como hasta ahora: depredando el planeta y unos pocos, apropiándose de la riqueza de las grandes mayorías, no tenemos mucho futuro.
Sin embargo, así como se dan estos llamados a la reflexión, los rapaces de siempre siguen en lo suyo, por lo que se antoja difícil, una cambio de fondo en la agenda política global.
Así pues, Trump quiere derrocar a Maduro, frenar la expansión de China y de paso promueven fake news, como la presunta muerte del líder norcoreano. En Siria no paran los bombardeos a inocentes y en África, las carencias económicas asfixian a la ciudadanía.
Mientras tanto, acá en la aldea, YSQ sigue en pleito diario contra sus adversarios y estos, cruzan los dedos para que el COVID19 baje la popularidad del Peje. Por su parte, el señor Bartlett está ufano, porque su junior salió bueno para los negocios, además, los malosos se consolidan aunque los regañe su mami…‘que al mundo nada le importa, yira…yira’.