Por Arturo Sandoval
20/10/2019
“La mentira política es el arte de hacer creer al pueblo falsedades saludables y hacerlo a buen fin”- nombre del ensayo de Jonathan Swift, escrito en el siglo XVIII.
“Lo que pasa es que eres muy López Obradorista papá”. El Chavo Ruco contesta “Bueno, pensaré si es verdad lo que dices hijo y no sea una idealización mía”. Se supo mediáticamente de la existencia de López Obrador cuando se candidateaba para gobernar el DF. En un debate Tere Vale lo denostó por tener faltas de ortografía al hablar. Andrés Manuel no era muy conocido, no le agradaba a algunas personas, pero era el único en verse auténtico. No se sabía si en verdad no era corrupto. Pero era, es físicamente y de modales como cualquier mexicano medio. No sé porque chingaos, pero se le creía.
Quizás por el hartazgo de ver a los otros para votar por él o las buenas cuentas de Cuauhtémoc Cárdenas. A la venezolana Tere Vale en ese tiempo, se le encontraba seguido comiendo con González Avelar en restaurantes caros de Polanco, se veía señora pedorrona, lejana de la gente, no pasaba por un almacén y le compraba un casete de Juan Gabriel a Nico.
En el dilema personal del Chavo Ruco de si El Peje ya lo hizo suyo… ¡perdón, no somos iguales, ya no es lo mismo que los de antes!, ahuyentemos la sombra de José Antonio y pongámonos serios.
Cuando alguien confiesa soy chairo, puedo sonar casi tan, tan falso como cuando asevera John Ackerman ser chairo; probablemente sí lo es, pero la forma en expresarlo no convence.
El Peje, es eso: El Peje propiedad del pueblo, como lo confirma la encuesta semanal de Mitofsky, llamada #AMLOTrackingPoll con aprobación a la alza. No es un español blanco, aunque tenga abuelos españoles, no es un indígena chontal, ch’ol, tzeltal o tzotzilaún, quizás tenga en su sangre porcentajes de todos ellos y además, probablemente de gringo, de negro africano, de chino mandarín; igual que el 80 ó 90 % de los nativos de este País; no negamos la cruz de nuestra parroquia, somos y parecemos: auténticamente mexicanos. Con modismos y dichos mexicanos que El Peje copia y pega de su familia, de sus amigos, de la gente para replicarlas en sus mañaneras y reuniones con el pueblo. No sé si en las reuniones de Estado aparezcan chascarrillos.
Por mucho de esto, El Peje conecta con las masas; no por ser lo más parecido al mexicano medio, es por ser un mexicano originalmente medio: come chilaquiles en la fonda, “pendejea” a medio mundo –claro, esto no lo hace al azar, mucho menos sin sentido, tiene sus buenos filtros- le gusta el deporte, pone geniales apodos, pregona valores y principios que la sociedad añora. Gracias al Bendito que no está verde como para gustarle La Familia Peluche ni trompudito para decirnos que “no tenemos derecho a opinar”.
¿Nos miente El Peje? Parece que en parte sí. Nos “fintó” con eso del perdón y olvido; los “conservadores” se lo creyeron, lo criticaron ácidamente y… ¡Tómala!, se los cargó Joker, ya varios están en la cárcel y otros en sala de espera (Ten cuidado con lo que deseas porque se puede cumplir), parecen no ser mentiras piadosas. O esto nos confirma la verdeara independencia de instituciones como la Fiscalía.
Probablemente en el cierre de esta semana, las encuestas de aprobación del Peje bajen un poco o suban un poco, quizás la mayoría estará con apoyo al Presidente, aún contando lo sucedido en el “jueves negro” de Culiacán.
Si no se hubiera liberado al hijo del Chapo, los familiares de los militares serían ejecutados: esposas, hermanos niños.
Todos estarían contra el Presidente: la sociedad, los medios, Derechos Humanos y, desde luego el Ejército. Así la decisión humana es siamesa de la política, con resultados positivos para ambas. También el gobierno, al reconocer su actuación precipitada, mal planeada es bueno, antes no pasaba esto. Y tampoco este hecho haga olvidar a Romero Deschamps.
Como se comenta entre varios amigos que votaron por El Peje: “no le dimos un cheque en blanco, no hay presidente perfecto ni impoluto; nos conviene pensar “sanamente” en que parte de lo expresado y hecho por el Presidente es cuestionable, hasta que nos demuestre lo contrario”; porque chairos y pe… pejezombies no somos.
NOTA: somos pueblo uniformado con el traje de la crítica, prima hermana Yeidckol.