Día Hábil
La hipocresía e incongruencia de los integrantes del partido Morena no tiene límites.
Viajan como reyes, comen como auténticos sibaritas y visten con las mejores y más caras marcas.
Unos verdaderos mirreyes.
-No hay que consumir de manera enfermiza. Si ya tenemos zapatos ¿Para qué más?
Si ya se tiene la ropa indispensable, sólo eso.
Si se puede tener un vehículo modesto para el traslado,
¿Por qué el lujo?
-Hay que vivir en la justa medianía.
-No puede haber gobierno rico y pueblo pobre, decía todos los días Andrés Manuel López Obrador.
Esas frases que gustan a sus seguidores, a sus leales, a sus simpatizantes, a los que les vende su presunta austeridad, se quedaron en eso: en frases vacías.
Sin duda, Gerardo Fernández Noroña, el aún presidente del Senado, encabeza la lista de farsantes.
El señor que vivía en una pocilga en Tequesquináhuac, en Tlalnepantla, Estado de México, y que se negaba a pagar siete pesos por el uso de un baño público en una gasolinería o 50 centavos de impuesto de un jugo tetrapack “como una protesta civil”, hoy viaja en primera clase a París, Francia; a Aspen, Colorado, a esquiar y a diversas ciudades del mundo.
Gusta de tomar agua Perrier, importada; Evian, importada; o ya, de perdis, Pellegrino, y de los satisfactores del sistema capitalista al que dice detestar.
Por supuesto ya no anda en transporte público, porque hoy es senador, y además de tener una camioneta Volvo que, ciertamente, no es de súper lujo pero está por encima del promedio comercial, consume marcas que gustan mayoritariamente a la población con recursos económicos de alto nivel.
Fernández Noroña no dice nada del caso Adán Augusto López, ex gobernador de Tabasco, ex secretario de Gobernación y hoy coordinador de Morena en el Senado, quien presuntamente encubría a su jefe de la policía estatal, Hernán Bermúdez Requena, buscado por sus probables nexos con el crimen organizado, específicamente con La Barredora, grupo filial del Cártel Jalisco Nueva Generación, y hasta se da el gusto de callar arbitrariamente a los legisladores de la oposición, quienes exigen investigar y aplicar la ley al amigo de López Obrador.
Y, cínicamente, asegura que lo que haga con su dinero es cosa que a los demás les “viene valiendo madres”.
Ayer, después de que por enésima ocasión Claudia Sheinbaum Pardo criticar a los morenistas y sus escándalos recientes por vacacionar en Europa, hasta preguntó “¿Quién puede decir que es un lujo y que no?
Y no se diga de Ana Gabriela Guevara, ex velocista que López Obrador envió a la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (CONADE), quien después de ser acusada de irregularidades presupuestales, lanzó un vulgar “todo lo que gano me lo trago y me lo unto y me lo visto como me da la chingada gana”.
A la originaria de Sonora se le señaló también por viajar en primera clase y por frecuentar restaurantes cinco estrellas, donde gustaba de buenos vinos.
Y sí, que se trague y se unte y se vista su dinero como le dé su chingada gana, pero que no sea incongruente con el discurso del gobierno para el que trabajó y donde cobró… y bien.
La lista es interminable.
Pablo Gómez, por ejemplo, de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF), también es un farsante.
El año pasado fue descubierto en el restaurante Hunan de la CDMX, degustando un pato laqueado y un buen vino, como ordena la buena vida.
En la lista aparece Andy junior, Andrés Manuel López Beltrán, hijo de Andrés Manuel López Obrador, quien estaría obligado a acatar la filosofía austera de su padre, pero… todo lo contrario.
Ha sido visto infinidad de ocasiones en el Au Pied de Cochon – restaurante francés del hotel Presidente Intercontenental, de Campos Elíseos, en Polanco – sitio de reunión de los enemigos del sistema, esos neoliberales, conservadores del PRI y del PAN que se hicieron millonarios gracias al poder político.
Andy, millonario gracias a la chocolatería que se llama Rocío -en honor a su madre, muerta hace 22 años- y que vende cantidades estratosféricas, es el secretario general de Morena.
Por cierto, se ausentó del consejo político de hace una semana porque andaba de viaje… en Japón.
Humildemente, por supuesto, junto al diputado de Morena, Daniel Asaf Manjarrez, quien era el abrepuertas de del padre de Andy.
¡Y qué decir de su hermano José Ramón López Beltrán, también hijo de Andrés Manuel, el afortunado sujeto que tiene una mujer – Carolyn Adams -“que al parecer tiene dinero” – AMLO dixit– y que lo llevó a vivir a Houston, Texas, a la llamada Casa Gris, esa que era propiedad de un ejecutivo de Baker Hughes, compañía con millonarios contratos en Pemex.
Luego, según Mexicanos Contra la Corrupción, el señor López Beltrán llegó a una casa de Guillermina Álvarez, asistente de Carmen Lira Saade, directora del diario La Jornada, el que recibió más de mil millones de pesos en publicidad en el sexenio lopezobradorista.
Gonzalo Alfonso López Beltrán también está enlistado.
Le llaman Bobby.
Él fue grabado haciendo negocios con sus amigos en la venta de material para la construcción del Tren Maya.
Su compa Amílcar Olán es su socio.
Bobby es otro ejemplo de incongruencia: casóse recientemente en la Riviera Maya en el hotel Vidante, propiedad de Daniel Chávez Morán, amigo de su padre.
En el grupo de incongruentes tampoco podía quedar fuera Ricardo Monreal Ávila, coordinador de los diputados de Morena, captado en el restaurante Flor y Nata del lujoso hotel Rosewood Villa Magna en Madrid, España, donde una habitación sencilla tiene un costo de 28 mil pesos por noche.
No acudió, como Andy, al Consejo político de Morena, porque tenía un compromiso familiar.
¿Cuál era el compromiso?
Celebrar 40 años de matrimonio con un austero viaje a Europa.
A Monreal, como al resto de los morenistas, no se le pide que viva en una choza o que calce huaraches.
No, sólo se le pide, como a todos, congruencia.
Ahí mismo, en el Viejo Continente, el diputado de Morena, Enrique Vázquez, fue captado bailando en uno de los clubes nocturnos más caros y exclusivos de Ibiza.
Finalmente, Mario Delgado Carrillo, el secretario de Educación que tiene a sus hijos en escuelas particulares, satanizadas, fue captado en Lisboa, en Portugal, junto a su esposa.
Humilde y austeramente, el señor que traicionó a Marcelo Ebrard Casubon – secretario de Economía y otro que viaja a Europa más seguido que usted a Chapultepec, en México- ha dicho siempre que debe haber congruencia entre los dichos y los actos.
No hay que olvidar que fue dirigente nacional de Morena.
Así la congruencia y la austeridá republicana.
¿Cómo los ve?
Vámonos: Delfina Gómez no conoce la vergüenza. El periférico, que dijo comenzarían a repavimentar, es un auténtico campo minado en el que las llantas y la suspensión de los autos se dñan tooodos los días.
¿Y ella?
Acaso pensando cómo cobrar el diezmo a los trabajadores del gobierno mexiquense… tal como hizo en Texcoco.
alberto.montoya@diahabil.com.mx @albermontmex