DE FRENTE Y DE PERFIL
RAMÓN ZURITA SAHAGÚN
Dónde queda la responsabilidad de Lázaro Cárdenas, hoy jefe de oficina de la Presidenta Claudia Sheinbaum en la guerra contra la delincuencia organizada.
La Presidenta Sheinbaum como lo hacía su antecesor López Obrador responsabilizan de la explosión de la delincuencia en México a Felipe Calderón con su fracasada guerra contra el narco iniciada el 10 de diciembre de 2006, por lo que vale la pena recordar cómo se inició todo.
Todo partió de una petición del entonces gobernador de Michoacán Lázaro Cárdenas, para que interviniera el gobierno federal, ante la incapacidad del gobernante para frenar la delincuencia.
El hoy militante de MORENA dejó en claro su ineptitud e inutilidad y prefirió cobijarse al amparo de la federación, después de que cinco cabezas fueron arrojadas en una pista de baile en Uruapan.
Cárdenas Batel había pedido ayuda al entonces Presidente Vicente Fox quien se acercaba al término de su mandato y no atendió a su petición.
Sin embargo, Calderón sí lo hizo y desplegó al Ejército mexicano en su lucha contra el crimen organizado.
La Familia Michoacana era el grupo preponderante en la región y ante la ineptitud de los militares para realizar esta tarea, otros grupos criminales hicieron su aparición y Michoacán se convirtió en tierra de disputa de la delincuencia.
Después de Lázaro Cárdenas gobernó otro miembro del clan Cárdenas, Leonel Godoy, quien tuvo un hermano, Julio César Godoy vinculado al grupo de la Familia Michoacana.
La presencia de los grupos delincuenciales en Michoacán siguió siendo notoria y los delitos crecieron presentando la extorsión a aguacateros y limoneros, además de que otros grupos criminales entraron en disputa por un territorio pródigo en ganancias.
Pasaron los gobiernos de Enrique Peña Nieto y Andrés Manuel López Obrador y ninguno atendió la situación de Michoacán, dando paso al surgimiento de las autodefensas, grupo formado en un inicio por la población, que finalmente derivó en que muchos de ellos se pasaron del lado de los malos. Peña intentó con la prevención de la violencia, resultando un soberano fracaso. López Obrador simplemente refrendó sus abrazos no balazos
En Michoacán, después de Lázaro y Leonel siguieron los gobiernos del priista Fausto Vallejo, Silvano Aureoles y Alfredo Ramírez Bedolla, los que se convirtieron en espectadores de las matanzas y el dominio de los cárteles.
Vallejo y el también priista Jesús Reyna (interino) fueron señalados de relacionarse con algunos de los grupos criminales.
Con todo y ello, Michoacán siguió bajo el control de los grupos criminales, hasta llegar a la situación actual de indefensión de la población, donde el Cártel Jalisco Nueva Generación es el grupo preponderante.
Por eso vale la pena revisar la historia para el reparto de culpas y ver la responsabilidad de cada uno de ellos.
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El gobierno federal presentó el Plan por la Justicia y la Paz en Michoacán, un ambicioso proyecto por el que se pretende regresar al orden a esta entidad sacudida por la delincuencia organizada. La Presidenta Sheinbaum Pardo propone una estrategia diferente, aunque ninguna de las anteriores tuvo resultados alentadores.
Email: ramonzurita44@hotmail.com
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