Yo Campesino / Sin Máscara
• Y sin ley, la 4T desafía con cinismo al Estado de derecho y democracia
Miguel A. Rocha Valencia
Ya sin máscaras, con la frustración y enojo a flor de piel, el ganso ordenó a sus súbditos hacer “lo necesario” para intentar levantarle al ánimo, sobre todo porque ya en el ambiente nacional se siente un repudio a su proyecto empobrecedor y sus ansias de convertirse un redentor, mesías de los oprimidos y baluarte, líder y guía para latinoamericanos.
Marchas independientes, surgidas del pueblo que no acepta yugos o someterse a los designios de Palacio Nacional, presidentes de otros países que lo le dicen traidor y desdeñan sus invitaciones o seguirlo en sus locuras, trataron de ocultarse con manifestaciones de acarreados donde el dispendio del dinero público y la amenaza, fueron evidentes y denunciadas.
Si, las diferencias entre marchas, las espontáneas que responden a reclamos populares y las ordenadas desde el poder político, económico y hasta criminal. El “hagan lo necesario”, llevó a violaciones legales, al uso de los recursos públicos federales y estatales para cumplir el capricho del mesiánico profeta de Macuspana, para ensalzarlo y “lavar” la deshonra del pueblo que no le cree, defiende las instituciones y pide un freno a los excesos palaciegos.
Antes, los presidentes de Argentina, Brasil y Ecuador, se negaron a ser sus comparsas. El de Chile vino a México a reclamarle su falta de empatía con el pueblo nicaragüense. Los que el caudillo creía sus aliados incondicionales le dijeron no y lo exhibieron en los hechos lo contrario de lo que pretende. Lo mostraron como el autócrata mentiroso y traidor que es.
Le urgía que lo colmaran de honores y oropel, aunque con ello evidenciara su desprecio por la Ley, como ocurrió no sólo al condenar y reprobar fallos de la Suprema Corte en cuanto a la prisión preventiva, sino peor, ordenar a la Secretaría de Seguridad Ciudadana no atender órdenes judiciales de liberación bajo el argumento de “tener otros datos” sobre los cargos y procesos de detenidos.
La desobediencia al cumplimiento de mandatos judiciales se castiga, son delitos y sin embargo, como en el caso de la propaganda electoral adelantada y los acarreos en su favor en el que se utilizan recursos públicos, son ordenados desde Palacio Nacional, por aquél que ante el Congreso federal protestó (juró) cumplir y hacer cumplir la Constitución.
Con sus dichos, que para sus lacayos son órdenes el ganso viola la Ley, de hecho, es un llamado a la asonada, un autogolpe de estado puesto que surge desde lo alto del poder constitucional. Y quienes obedezcan, caen en delito y debiera aplicársele el código penal, como debió hacerse con los delincuentes electorales Pío, Martín, Esquer y demás recolectores de dinero negro.
Pero como bien dice el tlatoani tabasqueño, falta lo peor y se hará presente en su vano intento de conseguir reformas constitucionales en materia electoral, se irá por la chicanada con leyes secundarias o reglamentarias para intentar ya no suprimir a los consejeros que se le opusieron, sino ahogar al Instituto Nacional Electoral sus afines estatales incluyendo los tribunales que determinan controversias en torno a comicios.
Y es que así como se alza como el gran inquisidor y dador de impunidades, quiere ser el árbitro electoral, quien decida quién gana o quien pierde y no por el cúmulo de votos obtenidos, sino por el nivel de sometimiento y obediencia ciega que se tenga a su investidura.
Pretende ser el gran tlatoani, dueño de vidas y haciendas, la Ley suprema y desde su trono decir lo que es bueno y malo para el pueblo, determinar cuáles son sus necesidades y definir quiénes deben gobernarlo. Una monarquía con cohorte y todo, que en su traducción moderna sería tiranía.
Pero las resistencias a su autoritarismo persisten no sólo en la sociedad pensante que no acepta limosnas y aspira a un país mejor, no de desarrapados y miserables limosneros. A las decisiones que tomó el profeta a través de la Comisión Reguladora de Energía para limitar la autogeneración, le salieron mandatos judiciales que las anulan y por lo tanto, quienes producen su luz, no tendrán que sujetarse a la Comisión Federal de Electricidad.
Seguramente acusará a los jueces federales especializados en la materia de obedecer a oscuros intereses empresariales y ordenará investigar a los tribunales para acusarlos de corruptos, como seguramente lo hará con el cineasta Guillermo del Toro que en franco desafío y crítica acusó a la 4T de la “sistemática destrucción del Cine Mexicano y sus instituciones”.
En un bofetón a los cuatroteros, Del Toro ofreció hacerse cargo de los gastos para que la entrega de los Arieles se realice, no sin antes señalar que: sobrevivimos el sexenio de López Portillo, pero esto no tiene precedentes por la brutal y sistemática destrucción de instituciones que llevó construir durante décadas.
Por todo ello ¡Gracias señor presidente!
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