Oscar Espinosa
Evocando el canto del príncipe de la canción, José José, mi sugerencia es que entendamos que lo hecho, hecho está y que lo que ya pasó, no tiene remedio; que dejemos de pensar en ello y en lo lamentable que haya sido, para concentrarnos en imaginar lo que se nos viene como futuro, de manera que podamos prepararnos y actuar en consecuencia como mejor nos convenga. Es por ello que, ante la inminencia de este cambio de año, he querido compartir algunos puntos de vista, personales y otros que aborda CONTORNO en su último reporte especial, en relación a posibles escenarios para el 2017.
En primer término, conviene tomar nota de que las publicaciones que analizan escenarios para el año próximo, en general coinciden en que persistirá un deterioro global del comercio, en el que surgirán o se profundizarán políticas proteccionistas que podrían aislar a importantes economías de la comunidad internacional. Todo ello puede traducirse en la persistencia de un nivel bajo de crecimiento, que podría situarse alrededor del 2% en promedio entre los países miembros de la OCDE.
Según la misma OCDE, podrá esperarse un crecimiento global de 3.4%, previendo que las economías norteamericana y canadiense lo harán a un ritmo de alrededor de un 2.1%, mientras que países de Europa tales como Alemania, Francia e Inglaterra se prevé que alcanzarán tasas cercanas al 1.2%. Según estos mismos pronósticos, seguirán siendo China e India los más dinámicos creciendo a tasas mayores el 7.5%. En cuanto a lo que pudiera esperarse en nuestro país vecino, pese a que las señales que ha enviado Donald Trump con sus propuestas para integrar su equipo parecieran confirmar las intenciones que había venido anunciando, prefiero ser prudente y no adelantar un pronóstico más definitivo, dado que me parece que pronto enfrentará resistencias políticas de consideración, tanto dentro como fuera de su país.
En el ámbito interno, pese a la mayoría que detentan los republicanos en el Congreso, sigo pensando que habrá resistencias procedentes de importantes actores de su propio partido que tradicionalmente han sido favorables al libre comercio y a una total libertad para que las empresas tomen sus decisiones, sin interferencia del gobierno. En ese mismo marco se inscriben, creo yo, los encuentros con importantes empresarios, como Carlos Slim, con los que Trump ha decidido sentarse a la mesa a conversar seguramente de lo que significa aquello que el magnate mexicano le advirtió, respecto a la diferencia entre ser borracho y ser cantinero. Ha llegado el momento de que, aquellos que concretan los miles de millones de dólares que van y vienen diariamente entre los países de Norteamérica, gracias al libre comercio, expresen sus preocupaciones. Creo también que no tardan en aparecer en escena esos pesados tecnócratas, especialistas en aquello de las cuentas públicas y los chocantes déficits, para advertir sobre las limitaciones reales que existen para poner en marcha programas tan ambiciosos como los que tienen que ver con la reactivación de las manufacturas o la construcción de obras de infraestructura, especialmente cuando se ha optado por recortar los ingresos gubernamentales, a través de importantes reducciones de impuestos a las empresas. Así las cosas, el escenario más probable para el 2017 en los EUA, a mi parecer, está marcado todavía por la incertidumbre.
En el ámbito externo, Estados Unidos encontrará límites para alejarse de los compromisos internacionales adquiridos en comercio, cambio climático y seguridad. Al igual que Obama, Trump enfrentará dificultades para cambiar las acciones militares de su predecesor. En el caso del cambio climático, los principales países del mundo han alcanzado un acuerdo global para combatir emisiones e iniciar un cambio tecnológico en energía. Resulta aventurado en efecto, anticipar que Trump pueda dejarlo así como así, pero ello no debe impedir que anticipemos inconvenientes para su fluida implementación. Para el caso de Asia, es importante poner atención en lo que puede
suceder con la política exterior de China, ante el vacío de poder que puede dar lugar a una política aislacionista de Trump. Ciertamente, el gigante asiático ha concentrado su política exterior en sus
relaciones comerciales, pero no podemos ignorar las acciones militares que ha llevado a cabo en su frontera con Japón, ni las cuantiosas inversiones que sigue haciendo en el sureste asiático.
Adicionalmente al Brexit y sus posibles efectos, para el caso de Europa deberemos tomar en cuenta la debilidad de Angela Merkel y su partido, así como lo sucedido en la política francesa, donde hemos visto la renuncia de un presidente Hollande, cuya popularidad llegó al 4% a pocos meses de las elecciones que, por cierto, apuntan a Marine Le Penn como una amenaza para los demás partidos. En ambos casos, parece imponerse una línea dura en lo que hace a los temas de
migración y refugiados.
Otro frente que merece nuestra atención lo constituye la puesta en marcha, de los Objetivos para el desarrollo Sustentable (17 objetivos acordados en el seno de la ONU en 2016), que sustituyen a los Objetivos del Milenio, destacando, debida su importancia para México, la posición adoptada por la Organización Mundial de Turismo, al sumarse a esta agenda, declarando al 2017 como el año del Turismo Sustentable para el Desarrollo.
Por lo que hace a nuestro país, la OCDE estima que México crecerá a 2.3% durante 2017, principalmente debido al consumo interno, el cual crecerá a 2.4%. Asimismo, se espera una inflación de 3.5 durante 2017 y una tasa de desempleo de 4.1, ambas variables, más elevadas que las registradas durante 2016. La Organización espera un escenario exterior más débil con unas exportaciones creciendo a 4.3%; un nivel bajo si se compara con el crecimiento de 9.1% durante 2015.
Las mediciones del Banco de México sobre la opinión del sector privado acerca de la economía muestran un cambio percepción entre enero y diciembre de 2016. Los dos temas que han crecido en la preocupación de los empresarios son: la debilidad del mercado externo y la Incertidumbre cambiaria. Los empresarios esperan un cambio en las reglas de los bienes que exportan y variaciones más drásticas en el tipo de cambio.
Sin lugar a dudas, 2017 será ya un año marcado por el proceso electoral de 2018, lo quieran admitir o no en el gobierno. De hecho, 2016 ha sido ya un año de reajustes en el gabinete y en general en el poder público, lo que vemos marcadamente en eventos como la renuncia de Agustín Carstens al Banco de México, los desencuentros del Secretario de Desarrollo Social con legisladores, los cambios en SFP y PGR o la profusión de rumores sobre inminentes cambios y retornos al equipo presidencial. A todo esto, agreguemos como un elemento determinante del escenario político electoral el proceso que se vivirá en el Estado de México, el cual resulta crucial para Enrique Peña Nieto. Veremos hacia adelante qué sucede y en futuras entregas dediquemos espacio a pensar juntos en lo que México deberá hacer frente a estos escenarios, sin olvidar que ya lo pasado, pasado…
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