El largo repto histórico del priísmo ordinario ha descargado sobre la población los últimos ochenta años una retórica impune a la que se sumaron obedientes los mandatarios panistas Fox y Calderón. No es fortuito lo que muchos han señalado: por lo menos desde 1982, la ideología tricolor y la blanquiazul se fundieron en una sola.
La obstinada creencia de que por el hecho de existir las instituciones no están sujetas al escrutinio público y su fatalismo determinista han caído por su propio peso, con velocidad libre, a peso muerto. Asumirlas y obedecerlas no debe ser dogma de fe, deben pasar también la prueba del ácido. Sobre todo las instituciones surgidas de los arrebatos de una retórica impune y mendaz.
Los sentimentalismos patrioteros, símbolos religiosos, arengas insensatas, consignas irracionales y mitos estatales que han pretendido construir proyectos políticos de largo aliento perpetuando dinastías alejadas de necesidades y carencias, deben llegar a su fin. Contaminan el aliento nacional.
Del milagro mexicano hasta lo bueno también cuenta
Una larga serie de arengas inconsultas, entre las que destacan: el milagro mexicano, el desarrollo estabilizador, la marcha al mar, los presidentes obreristas, el reparto agrario, las fuerzas vivas, el guadalupanismo victorioso, el Ejército surgido del pueblo, la unidad nacional, el administrar la abundancia, la solución somos todos…
… él sí sabe cómo hacerlo, la renovación moral de la sociedad, las reformas estructurales, el gobierno del cambio, la transición democrática, el bono del catatonismo, los peligros para México, la lucha institucional contra el populismo, el déficit fiscal cero, la guerra contra el narcotráfico para que la droga no llegue a nuestros hijos…
… el presupuesto base cero, el mover a México, el lo bueno cuenta, la imposible unidad del frente ciudadano de partidos políticos, el yo mero y tantas otras zarandajas que hemos visto desfilar los últimos 80 años han sido una especie de lápida sellada a cal y canto que ha obstruido la visión de los mexicanos, su identidad y orgullo.
Nada funciona dentro de una normalidad establecida
El enemigo común de las arengas demagógicas del gobiernito de turno es el pueblo de México, su vocación libertaria, su esperanza en el cambio verdadero. En cambio, los grandes monumentos a la corrupción, represión, intolerancia y pobreza han sido erigidos sobre la despolitización y la desinformación del colectivo.
Hoy sabemos cómo se trenzan acuerdos entre los presuntos sectores modernizadores de cualquier régimen tricolor y blanquiazul con las fuerzas transnacionales, conocemos cuáles son las tajadas de los actores políticos, cómo se reparte el bacalao y los beneficios del poder entre muy pocos de nuestros próceres huehuenches.
Sabemos que los sistemas políticos, las cuestiones electorales, las votaciones en los Congresos, los fallos de las judicaturas, los procederes gubernamentales en todos los niveles, los aparatos financieros, los presupuestos públicos, la participación de los medios, no funcionan dentro de una normalidad establecida.
Las supuestas filantropías gubernamentales, la falta de rendición de cuentas y las actitudes tiránicas y represivas no pueden sostenerse sobre las cifras positivas de muy pocos indicadores económicos que se sostienen en la placidez. Las instituciones ya están sujetas al escrutinio y a la moralidad que el pueblo exige.
Las arengas demagógicas han demolido la identidad nacional
Toca a su fin el repertorio falaz de arengas, lemas, símbolos, convocatorias y mitos extravagantes sin escrúpulos que ha sido usado como arma de destrucción masiva contra la memoria colectiva, insultan la inteligencia y rebajan la moral pública.
Las arengas demagógicas de los regímenes políticos mexicanos de los últimos 80 años, sin excepción, han demolido la identidad nacional, hasta el grado de convertirla en simple comparsa de vaciedades retóricas, pasto de consignas insulsas y agresiones colectivas desgraciadamente impunes.
La cultura política, fenómeno reciente entre nosotros, ha dejado florecer un autoritarismo rampante que ha sido el principal obstáculo para que la gente no entienda y menos reflexione sobre el significado y las causas verdaderas que dieron origen a sus instituciones, la mayoría surgida de arengas inconsultas.
Entre las últimas, los organismos de transparencia, información, los de competencia, anticorrupción y derechos humanos, las secretarías de control y función pública, las auditorías superiores federales y estatales, los de antisecuestro, investigación y seguimiento, que no han servido más que para monitorear los repetidos escándalos del aparato público. Todas han surgido de compromisos de campaña que se montan a los presupuestos para encubrir las incompetencias.
Estado. incapaz de cumplir sus obligaciones fundamentales
En la elección presidencial que se avecina se pone sobre el tapete de las discusiones la urgencia de engranar la cultura política con el compromiso exigible a los gobernantes, un valladar difícil de saltar por la claque priísta, inodada en todos los contrasentidos. La retórica siempre triunfa sobre la terca realidad.
Se hace ineludible que el elector deje de ser mero testimonio del atraco, para convertirse en el tribunal de la opinión pública que juzgue , premie o castigue a quien incumpla sus promesas y al que defraude sus expectativas. Que ninguna promesa carezca del ejemplo moral del gobernante, pues la fortaleza de una Nación no debe fincarse más en el discurso vacuo.
Un Estado incapaz de cumplir sus obligaciones fundamentales en los mínimos de empleo, alimentación, educación, salud, seguridad y vivienda, no puede legitimar el contenido de nuestra democracia, ni debe pactar con el exterior condiciones leoninas de intercambio. Se impone la reforma moral del gobierno a partir del ejemplo de los mandatarios.
Si de aquí a las elecciones no intervienen los hasta ahora inaudibles y pobres de la ciudad y del campo, México sufrirá otra dosis masiva y letal de políticas insulsas, los salarios reales seguirán disminuyendo, el empleo desaparecerá por completo, continuará reinando el salvajismo del narcotráfico coludido con los gobiernitos, la emigración aumentará y descenderemos un nuevo peldaño hacia la barbarie.
Retórica impune ha devastado la identidad nacional
El voto es capaz de parar la privatización de los hidrocarburos, la desregulación entreguista, el desmantelamiento del Estado, aumentar el gasto social en los presupuestos públicos, ante un panorama global recesivo.
Poner un freno al fanático cuidado de los indicadores macroeconómicos, para redistribuir el ingreso, hacer posible la intervención rectora del aparato estatal en rubros soberanos, combatir la inflación proponiendo bajas tasas de interés a largos plazos, dejar de firmar a todo costo…
… tratados comerciales que sólo benefician a unos cuantos, reconstruir el sector agropecuario para facilitar la acción de los productos mexicanos en el exterior, fundar una sociedad crítica que exija honradez, ética e imparcialidad a sus dirigentes.
Combatir a fondo las instituciones falaces que alientan la inseguridad y el atropello, los productos de una retórica impune que ha devastado la esperanza nacional.
¿No cree usted?
Índice Flamígero: ¿Nadie se acuerda del agente del CISEN Jorge Antonio Sánchez Ortega, presente en el asesinato de Luis Donaldo Colosio en Lomas Taurinas? La prueba de rodizonato de sodio que se le practicó a Sánchez Ortega poco después del atentado contra Colosio, le resultó positiva en los mismos términos que a Mario Aburto Martínez –con quien mantenía un extraordinario parecido físico–, a quien se ha señalado oficialmente como el único agresor material del candidato priísta, en tanto que al agente del Centro de Investigación y Seguridad Nacional de la Secretaría de Gobernación se le ha eximido, hasta ahora, de responsabilidad. Esto a propósito de las acusaciones lanzadas por el candidato del Frente por México, Ricardo Anaya, y que el titular de Gobernación, Alfonso Navarrete Prida, ha tratado de “justificar” inútilmente. En 2008, la revista Proceso dio cuenta de que Sánchez Ortega dejó un largo rastro de sus actividades durante los dos años que operó en Coahuila, a partir de información que le proporcionó al semanario el entonces presidente estatal del PRI, Rubén Moreira Valdez. Se trata de fotografías, donde se observa a Sánchez Ortega, hacer el seguimiento de la presidenta nacional del PRI, Beatriz Paredes Rangel. Las imágenes fueron obtenidas de la cobertura realizada por la televisión local sobre la toma de protesta de Rubén Moreira, acto al que asistió la dirigente nacional priista. También señala el reportaje de la revista que, de acuerdo a los deudos de los mineros sepultados en Pasta de Conchos, el agente del Cisen se aproximó a los familiares de los trabajadores fallecidos. Sánchez Ortega se aproximaba a la gente de manera amistosa, entablando conversaciones coloquiales. Por ejemplo, para obtener los datos generales de las familias, les pedía nombre completo, fecha de nacimiento y otros generales con el pretexto de decirles “su horóscopo”.
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