HÉCTOR MOCTEZUMA DE LEÓN
Con 32 mil homicidios dolosos, en lo que va de la administración de Andrés Manuel López Obrador, según el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, el presidente no puede hablar de que se acabó la corrupción, porque precisamente la vilencia es resultado de la impunidad y cuando existe impunidad, no se puede hablar de que ya no hay corrupción.
La corrupción, ese engendro que lleva cientos de años, no se termina en 10 meses como pretende hacernos ver el presidente de la 4ª T, simplemente nos quiere ver la cara, porque una cosa es que se impongan candados a la adjudicación de contratos, que durante muchos años favorecieron a los amigos del presidente en turno y otra es que se ejecute un plan integral que abarque todos los sectores, como el de las policías que durante años han estado involucrados en actos de corrupción.
La corrupción no es sólo el robarse los recursos públicos, es algo más que el robo, es la ineficiencia, que cuesta miles de millones de pesos al erario y el dispendio que durante los regimenes priistas y panistas fue como una norma para gobernar, se dilapidaba el presupuesto en caprichos de los funcionarios que usaban aviones y helicópteros del gobierno como si fueran de su propiedad, además de las francachelas disfrazadas de gastos de representación, entre muchas otras formas de dilapidar.
La ineficiencia es una fuga de recursos que cuesta mucho dinero de los contribuyentes y en este renglón el presidente no puede hablar de que se acabó la corrupción como seguido lo hace en las mañaneras. Ineficiencia es con la que ejerce su función como Secretario de Seguridad Pública y Portección Ciudadana el “Fortachón” Alfonso Durazo Montaño, un miembro del gabinete que ni siqueira sabe en dónde está parado. Durazo es un fraude y por esa razón es un corrupto y López Obrador igual, porque lo protege.
Mientras en una Secretaría tan importante esté al frente alguién que no tiene el perfil ni la idea para combatir a la delincuencia, la sospecha de corrupción, al más alto nivel de la dependencia se justifica y mientras haya corrupción no podemos esperar una baja en los 32 mil que para fin de año pudieran llegar a los 40 mil homicidios dolosos.
No señor presidente para terminar con la corrupción se necesita algo más que las declaraciones mañaneras.
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En Culiacán, Sinaloa, un estado eminentemente agrícola, ganadero y pesquero, los ejidatarios están que trinan contra los diputados que ayer en la madrugada aprobaron el presupuesto de egresos para el 2020. Resulta que la mayoría de los ejidos tienen en promedio 10 hectáreas y los apoyos del gobierno serán solamente para los que tienen 5 hectáreas, huele a ruina, me comentan…Que no se crea el presidente que todos los gobernadores marchan al ritmo de su austeridad republicana, en el Estado de México que encabeza Alfredito del Mazo, los funcionarios siguen gozando de los privilegios del pasado como es el uso del celular, vehículos y el pago de jugosos bonos con cargo al erario, además de los mal llamados gastos de representación.
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HctorMoctezuma1