Por Arturo Sandoval
17/noviembre/2019
“Los vencedores siempre serán los jueces, y los derrotados los acusados.” HERMANN WILHELM GÖRING
“Ya supérenlo” sería el consejo de Peña Nieto a muchos prianistas y perredistas de sexenios pasados incluido él. Los etiqueta López Obrador como los “moralmente derrotados” pero pudo extenderse con varios sinónimos con “D”: destrozados, denostados, devastados, demolidos, denigrados, degradados, despedazados, deshonrados, desintegrados, desmadrados, derruidos, desmenuzados y todos los que se encuentren, pero antes de cada uno, la palabra: moralmente.
A diario ex funcionarios coordinadores nacionales, directores generales a jefes de departamentos y asesores de esos altos funcionarios del sexenio de Peña Nieto, la mayoría desempleados hoy. Dueños de consultorías políticas con enormes oficinas reducidas en una suerte de milagrosa alquimia a un Smartphone dentro de un Sanborns. Todo el tiempo usan redes sociales, re envían memes, frases ofensivas o sarcásticas, noticias falsas en vídeo o con desconocidos mamarrachos de influencers y desde luego: columnas y artículos de periodistas muy dolidos por perder su acostumbrado chayo. Se encuentran dentro de una maquinita de juegos donde la bola de metal (ellos) bota por todos los lugares y prende foquitos y sonidos en cada tope. No se dan cuenta que a veces algunas críticas en contra del gobierno morenista puede llevar algo o mucho de verdad. El análisis se pierde al acompañar la crítica con ofensas y medias verdades, por la desesperación de ser dueños de un paraíso perdido.
En este momento “ningún chile les embona”. Toman cualquier pretexto para lanzar ataques contra la 4T. Hoy Evo Morales es el objetivo, en lugar de ver el costo mínimo de un gran acto humanitario, contra el enorme beneficio de recuperar para México el liderazgo moral en Latinoamérica. Conlleva la confianza y el respeto no sólo moral, también financiero.
Esa mueca de sonrisa con un lado del labio, un ojo entre cerrado, brillante mirada de lobo al acecho con sobrada pre potencia no ha cambiado; es el mismo e idéntico gesto, sólo que hoy con un significado de rictus de dolor, desamparo y mirada de oscura expresión.
Fox y Calderón se desviven por tomar el liderazgo de esta raquítica oposición de ex vividores del erario para terminar en patéticas pantomimas. “Un guerrero acepta la derrota como una derrota, sin intentar transformarla en victoria.” PAULO COELHO
Las cosas cambian, ahora avanza el que no transa y aceptarlo les cuesta demasiado; nadie en más de 70 años les enseñó a hacer dinero de esa forma. Se hunden en un luto interminable al no saborear canonjías, bonos, viáticos, premios, negocios. No aceptan perder lo que nunca se ganaron legalmente, lo que no era suyo y lo disfrutaron como el triunfo máximo a costa del pueblo. Añoran a su jefe aunque los haya humillado mil veces. Valía el precio para darse lujos, pedir vinos caros, comprar ropa exclusiva, viajar en primera clase, ir a Europa, presumir choferes, autos de lujo, relojes de millón; sí, tener eso y más, que su sueldo anual, nunca podría pagar ni un sólo día.
Terminó el sexenio hace un año, ya no tienen ningún extra de su sueldo. Incluso, algunos ni sueldo, pero aquí entra algo así como un Síndrome de Estocolmo por estar hace unos meses, secuestrados en un paraíso de ensueño. No conciben que la fiesta acabara, quieren seguir el pedo sin un centavo de ingresos, sostener el mismo ritmo de vida y demostrar al mundo la continuidad de su supuesto éxito. Pero las cuentas no dejan de llegar, las tarjetas de crédito plus hasta el tope, las colegiaturas en escuelas muy caras de aquí o en el extranjero, se ven impagables; sin seguro médico de gastos mayores ni menores, la familia cuesta más. Así a más de un año de perder sus trabajos, la esperanza de encontrar otro igual se va esfumando poco a poco, muy lentamente y, se niegan aceptar su realidad. En el nuevo gobierno no encuentran con quién hacer transas, quién les pueda dar una plaza de aviadores; incluso si hay algún conocido en puesto clave, éste ni el teléfono les contesta. Ahora, estos “moralmente muy derrotados” son los nuevos parias, quizás a un paso de un divorcio o separación con sus parejas, otros se consuelan en el vicio, como si quisieran acabarse los recursos que les quedan de forma suicida. Esa Banca antes su inseparable amiga, a la que perdonaron impuestos y dejaron lavar dinero; hoy, tarde o temprano irá tras ellos sin perdonarles ni un quinto.
Sus ex jefes están en las mismas o peor: hasta en la cárcel o en una cantina, o quitándose una liga del bíceps.
El desencanto lo llevan sus círculos de amigos, de familia; para contaminarlos, para ser acompañados en su resentimiento y replique todo en contra de este gobierno por medio de redes sociales. ¿Se cansarán de odiar? No, no después de ser tan odiados, no después de humillar a medio mundo, no después de centenas de miles de muertos y desaparecidos, no después de robarle al pueblo. Lo saben muy bien Andrés Granier, Roberto Borge, Javier Duarte y esposa, Rosario Robles y colaboradores, Tomás Yarrington. Lo intuyen y les causa soponcio a los Calderón, Medina Mora, Peña Nieto, Videgaray, Lozoya y su mamá, César Duarte y ponga cientos más en la lista de un monumental patíbulo de la Fiscalía.
“Es ley de guerra que los vencedores traten a los vencidos a su antojo.” JULIO CÉSAR
NOTA: la realidad muestra que en política los muertos resucitan. Ahí está Piñera en Chile; regreso con más fuerza a masacrar a su pueblo.
“En política todas las victorias son efímeras, y todas las derrotas son provisionales” MANUEL FRAGA IRIBARNE
Del libro EL SEÑOR DE LOS ANILLOS: “Siempre después de una derrota y una tregua, la Sombra toma una nueva forma y crece otra vez.” J.R.R. TOLKIEN
“Por si las moscas, hay que poner en nuestra puerta una palma en forma de 4 t” “pero, que nos cumpla”