- Cierra uno de los años más tristes, sin crecimiento ni dinero y endeudados
Miguel A. Rocha Valencia
La violencia que en sus diversas expresiones flagelan al país con su estela de muerte, terror y sometimiento de comunidades enteras es sólo una parte de las tristes “fiestas” que millones de mexicanos sufren, en especial “los más pobres”, pero la faceta que peores augurios nos depara es la económica con un país hiper endeudado, sin dinero y si crecimiento.
Por más que se buscan asideras como el repunte de la economía al uno por ciento en noviembre, no se encuentran fórmulas ni mágicas para fincar un destello de esperanza ya que en la retórica oficial ni siquiera se atreven a aceptar la crisis financiera y corrupción en que nos hundimos.
No se trata de realizar una crítica a un gobierno que todos los días fustiga a quienes dicen que sus afirmaciones mienten y que los números ahí están para contradecir la “verdad” oficialista convertida en demagogia y con la cual nos aseguran que ya no hay tanta violencia, que la economía está excelente, los pobres dejaron de serlo y México es una potencia mundial como nunca, aunque las economías hegemónicas lo desmientan.
Ni siquiera se quiere insistir sobre la carencia de medicamentos que seguramente es culpa de Calderón o de Fox o Peña, ni siquiera justificar el regalo millonario para sostener las tiranías aldeanas que ni a tercermundistas llegan sino simplemente advertir que el camino recorrido hasta hoy por la 4T nos tiene en un hoyo angustiante derivado de su impudicia, incapacidad o planes perversos.
El caso es que el gobierno que prometió no endeudarse, hoy duplica la herencia de ellos neoliberales, y de los 10.4 billones dejados por Enrique Peña Nieto, hoy se alcanzan los 18,6 billones de pesos que alcanzarán los 20 billones para el próximo año en que seguramente la 4T intentará comprar con regalo de dinero masivo el agradecimiento popular en las urnas.
Lo peor de todo es que no sólo se trata de endeudarse para comprar votos, sino de que ante la falta de transparencia y rendición de cuentas, mucho de ese dinero prestado y el derivado de los “ahorros” con la desaparición de fideicomisos e instituciones y recorte de personal, se va al pozo de la corrupción ya que no se ve reflejado en inversión pública y menos aún en crecimiento.
Tan es así que los corruptazos de antes crecieron en el peor de los casos (Felipe Calderón) 1.8 por ciento con todo y la pandemia de la influenza mientras que Peña reportó dos por ciento. Frente a esos números, el macuspano apenas llegó al 0.8 por ciento y actualmente festejamos un lamentable 0.2 por ciento, o sea, nada.
Por eso la pregunta: ¿Dónde está el dinero?
Porque la inversión pública se cayó, hasta la construcción de trenes se detuvo. La economía mexicana según el Inegi registra su menor crecimiento quinquenal con apenas el 0.92 por ciento, marcado la desaceleración de sectores secundarios como la industria en términos generales.
Las claves de esa desaceleración son la caída industrial, que ligó un segundo año de contracción (a raíz de las reformas, especialmente la judicial), donde la minería cayó 7.35 por ciento y la construcción menos 2.29 por ciento.
Igual ocurrió con la actividad manufacturera en México que apunta a una caída del 1.8 por ciento en noviembre una caída mayor a la registrada en octubre del 1.3 por ciento y su mayor descenso desde agosto de 2025, de acuerdo con los datos y estimaciones del INEGI. Conforme Indicador Mensual Oportuno de la Actividad Manufacturera (IMOAM) con dicha cifra en los primeros 11 meses del año mostraría un desempeño a la baja de 0.7 por ciento, siendo su mayor variación negativa para un periodo igual desde 2020, en la época de la pandemia.
Factores como la consolidación del gasto público, incertidumbre geopolítica, riesgos arancelarios y una política monetaria cautelosa son parte de la desaceleración. Por ello, según los expertos, la economía mexicana no irá más allá del 0.5 por ciento del PIB.
Y eso no es todo, la Secretaría de Hacienda publicó en el Diario Oficial de la Federación la actualización de las cuotas del IEPS a gasolinas y otros combustibles, las cuales se elevarán 3.79 por ciento en 2026, derivado del ajuste de inflación anual.
Así, la nueva cuota aplicable para la gasolina menor a 91 octanos (la regular) será de 6.7001 pesos por litro, y para la gasolina mayor o igual a 91 octanos (premium) será de 5.6579 pesos por litro. Expertos dijeron que el ajuste al IEPS no necesariamente significa un alza de inmediato en el precio del combustible al consumidor.
La actividad manufacturera en México cayó 1.8 por ciento en noviembre de este año, mayor a la registrada en octubre del 1.3 por ciento y su mayor descenso desde agosto de 2025, de acuerdo con los datos y estimaciones del INEGI. Conforme Indicador Mensual Oportuno de la Actividad Manufacturera (IMOAM) con dicha cifra en los primeros 11 meses del año muestra un desempeño negativo de 0.7 por ciento la mayor variación para un periodo igual desde 2020, en la época de la pandemia.
Así las cosas y la certeza de que a corto y mediano plazo no habrá cambios en las tendencias, habremos de terminar el año con expectativas muy negativas, insisto porque no hay cambio en e discurso que desea consolidar un gobierno de dádiva, mediocridad, corrupción y miedo no sólo al crimen, sino a las instituciones.
