- Que me mientan es malo, pero mentirse uno mismo es el peor engaño
Miguel A. Rocha Valencia
Ya no se trata de un análisis, no lo resiste la 4T, lo interesante sería saber por qué insisten en mentirse, en intentar tercamente en crear una realidad inexistente incluso con la realización de concentraciones a todas luces oficialistas, forzadas y pagadas donde la mentira y demagogia son los ingredientes principales.
Ni siquiera lo disfrazan, el acarreo es cínico y nada tiene qué ver con las expresiones espontáneas de una sociedad a las que se les siembra violencia, barreras metálicas y de concreto, logísticas y hasta mediáticas con amenazas y mensajes de desprestigio contra los organizadores.
Pareciera que todo el aparato del Estado con recursos financieros, logísticos y de poder, se hubiesen alzado frente a un solo personaje: Edson Andrade Lemus, chamaco influencer al que se responsabiliza de la convocatoria d ela marcha de jóvenes o generación Z, que conmovió los cimiento de la 4T y obligó a gobernadores y funcionarios a organizarse ´para un desagravio en el Zócalo.
Pareciera que un miserable contrato de asesoría a un grupo de jóvenes desafió a todos los recursos financieros del oficialismo ¿y todo para qué? Para festejar lo que para muchos es tragedia nacional con cientos de miles de muertos por negligencia médica, por la criminal complicidad de un gobierno con los delincuentes y la urgente necesidad de comprar el agradecimiento popular a través de programas sociales, construir obras que luego de años no producen y son dolor de cabeza.
Pero lo peor es que a pesar de destruir instituciones y escamotear presupuestos a organizaciones incluyendo las electorales, campesinas y regulatorias, en vez de reflejar un crecimiento, se ve que México avanza hacia un barranco financiero don una deuda impagable que supera los 20 billones de pesos y llegará a los 25 billones en dos años.
Del otro lado de la moneda de la 4T, se inscriben miles de asesinatos y desaparecidos, incluso muchos guardados en el anonimato del nuevo conteo y la ausencia de transparencia donde México ocupa el lugar 140 de 180 países con mayor Índice de Percepción de la Corrupción (IPC) 2024 (publicado en 2025), con 26 puntos de 100 posibles, siendo su peor posición histórica y último entre los países de la OCDE.
Casos emblemáticos de corrupción: Segalmex, Tren Maya, Dos Bocas y el tráfico de influencias de los hijos del ex presidente, su “hermano Adán Augusto López y la red de huachicol que implica a los altos mandos de la Marina.
Una concentración que tiene efectos negativos, la sociedad en general aunque agradecida por las dádivas ya no se engaña, sabe que detrás d ellos 600 mil o millón de personas movilizadas, está el aparato de gobierno con todo el dinero para rentar camiones, el poder para presionar burócratas y grupos populares.
Y saben que tras una marcha de la sociedad por pequeña que sea, es legítima, representativa de miles más que no aceptan la realidad virtual comprada con dinero público con las que se pretende ocultar lo mal que estamos. Ojalá fueran verdad los “logros” que se presumen, pero sabemos que tras los números oficiales hay verdades a secas que nos apabullan.
Se habla de sacar de la miseria a millones de mexicanos, pero es una jugada demagógica tan perversa como los fines que se persiguen, pues ese falso avance se compra con deuda que ya ahoga las finanzas públicas y que “alguien” deberá pagar tarde o temprano.
No hay legitimidad en un discurso que sólo sirve para la vanidad, distorsionar, amedrentar, intentar un músculo falso, sin respaldo cierto de la una sociedad que en los hechos, no cree en la narrativa oficial, aunque en algunos casos la acepte por conveniencia.
Seguramente en los próximos días veremos alguna convocatoria de los grupos sociales y como siempre, será satanizada por el oficialismo que curiosamente entró en una atapa activa de propaganda que se paga en espacios de medios escritos, radio y TV, así como en jilgueros propios y rentados.
Es tan evidente que no se necesita un área de transparencia del gobierno para enterarnos. Sólo esperamos que como en otros tiempos los medios no entreguen sus criterios editoriales a cambio de la tan famosa publicidad y que las organizaciones sociales no se arruguen ante el embate que apenas inicia desde el oficialismo. Esto está empezando y se va a poner bueno.
Lo peor de todo es que ya ni en la 4T se creen sus mentiras ¿O si?
