Magno Garcimarrero
El día primero de septiembre, alguien me hizo llegar a mi WhatsApp la canción de: Esperón y Cortázar titulada: “Yo soy mexicano” de la que Jorge Negrete hizo toda una exaltación y que, comienza con una cuarteta brava que dice: “Yo soy mexicano/ mi tierra es bravía/ palabra de macho que no hay otra tierra/ más linda y más brava que la tierra mía/…
A la vez que se escucha la música, la escena corre exhibiendo el izamiento de una gigantesca bandera mexicana en el asta central del zócalo de la ciudad de México.
Pensando que, con esa imagen y música, deveras se exaltaría el fervor patriótico, se la compartí a mi hija que tiene muchos años de vivir fuera de nuestro país, pero… la respuesta inmediata, que no me esperaba fue: “¡Joder! Nomás oí eso de “palabra de macho” y apagué el video”. ¡Por favor no más anacronismos”!
Y la respuesta me dejó pensando:
Pues sí, es cierto que ahora ser macho es una vergüenza, y declararlo abiertamente y cantado, diciendo que se es “muy atravesao… pero más que todo muy enamorao”, lo menos que merece es prisión preventiva ante confesión no pedida que lleva al relevo de prueba.
Ahora el orgullo es gay y de todas las demás formas de preferencias excepto la de ser macho o, muy macho, o requeté macho.
Y no hablo de “preferencias sexuales” porque ya a mi edad no me acuerdo muy bien de qué se trata ese asunto, pero sí tomo razón de la nueva ética social y, si dios me presta vida, me opero.
M.G.