Eduardo Sánchez, vocero del gobierno de Enrique Peña Nieto, lo dijo ayer muy clarito: Hay ya un compromiso de la administración federal para investigar y dar a conocer cómo se fugó el recapturado Joaquín El Chapo Guzmán Loera de la cárcel de máxima seguridad (sic) llamada Puente Grande, hace 13 años. También, por supuesto, para exhibir a quienes entonces propiciaron su huida. Los enChapopotados, pues.
Versiones hay muchas. Que en un carrito de lavandería, la más divulgada. Disfrazado de policía federal, la más certera.
¿Quién le proporcionó el uniforme? ¿Quién lo escondió bajo el escritorio del director del penal?
Al respecto hay muchas teorías. Que si Marta Sahagún, entonces todavía amasia de Vicente Fox, recibió 50 millones de dólares, a cambio de la liberación ilegal. Que si Gertz Manero fue el encargado del operativo. Que si Miguel Ángel Yunes, encargado de las cárceles en aquella época, fue el que tranzó la fuga…
Y esta última especie es la que ha cobrado más visos de verosimilitud. Tanto por las ligas que el ex candidato a la gubernatura de Veracruz ha mantenido siempre con personajes ligados al crimen organizado, lo mismo que por su voracidad en torno a asuntos de dinero, de los que ha dado muestras a su paso por diversos encargos públicos de los que ha salido cada vez más enriquecido.
Son evidentes las ligas de Yunes con Francisco Colorado Cessa –indiciado en una corte texana por lavado de dinero y relaciones con narcotraficantes–, quien financió parte de su fallida campaña por la gubernatura jarocha en el 2010.
Punto Revista, una publicación veracruzana da cuenta de ello:
Lo más elocuente, dice de Yunes Linares, es su presunta participación en la fuga de Guzmán Loera, el narcotraficante, que en los sexenios panistas de Vicente Fox Quesada y Felipe Calderón Hinojosa se convirtió en uno de los hombres más ricos del mundo, según la revista Forbes, al parecer fue protegido por las autoridades, luego de la inexplicable fuga de uno de los penales más seguros de la República Mexicana.
El Chapo, según consta en la investigación, fue presuntamente protegido por Miguel Ángel Yunes Linares, quien se desempeñaba como subsecretario de Prevención y Readaptación Social de la Secretaría de Seguridad Pública, y la “operación fuga” habría sido planeada, orquestada y ejecutada directamente por Enrique Pérez Rodríguez, hombre de todas las confianzas de Yunes Linares.
Pérez Rodríguez se desempeñaba como titular de la Dirección General de Prevención y Readaptación Social, dependiente de la Secretaría de Seguridad Pública, a comienzos de la administración de Vicente Fox, a cargo de Yunes.
En el libro Máxima seguridad: Almoloya y Puente Grande, Julio Scherer, al referir la entrevista que sostuvo con Evaristo Nucamendi Barradas, este señaló directamente a Enrique Pérez como el operador clave de la fuga de El Chapo Guzmán.
“Un día vino Pérez Rodríguez (a Puente Grande) y la fuga fue al día siguiente. Yo no estuve presente, dicen que llegó y le dijo (a Joaquín Guzmán): ‘prepara a dos de tus gentes (sic) porque te voy a mandar al COC (Conductas Especiales). Hay demasiada presión y ya no te puedo tener aquí. Agarra a dos gentes (resic) para que te acompañen’ ”, se puede leer en la página 33 del libro.
DESDE QUINTERO MERAZ
Otro personaje clave en la fuga de El Chapo fue Luis Francisco Fernández Ruiz, alias El Celaya, quien fungía como Comandante de Custodios en Puente Grande.
Fernández Ruiz estuvo ligado a un presunto narco xalapeño, Augusto Lagunes Rosado, alias El Camachín, quien fue intocable cuando Yunes Linares se desempeñó como secretario de Gobierno en el periodo de Patricio Chirinos Calero en Veracruz.
Los archivos en poder de las autoridades estadunidenses refieren que la fuga de El Chapo habría sido pactada con el equipo de Yunes Linares a través de Albino Quintero Meraz, a quien el ex director general del ISSSTE conocía desde 1992. En 2004, la revista Proceso estableció el presunto nexo de Yunes con Quintero Meraz, El Orejón o Don Beto, con base en las declaraciones de testigos protegidos y documentos de la DEA.
Según versiones periodísticas, entre 1995 y 1996, –cuando Yunes aún militaba en el PRI–, habría recibido hasta 25 millones de dólares del narco como pago por “protección”, lo que explicaría parte de la fortuna que posee el cercano colaborador de Felipe Calderón.
Yunes Linares, también hombre fuerte del chirinato, permitió, según estos documentos, que se estableciera un corredor para el traslado aéreo y terrestre de grandes cantidades de cocaína.
Así lo consigna un informe catalogado como “confidencial”, de Juan Carlos Ventura Moussong, quien fue comandante de la AFI, asesinado en julio de 2002, dos meses después de la detención de Quintero Meraz. En el reporte entregado a la Coordinación General de la UEDO-PGR, fechado el 26 de octubre de 2001, Ventura Moussong, consignó:
“A finales de 1995 Albino Quintero Meraz arregló su arribo y operación en Veracruz con el licenciado Miguel Ángel Yunes Linares mediante la entrega de 10 mdd…”.
Existen más testimonios escritos de este vínculo, como el de Joaquín Legarreta, asistente y agente especial de la DEA, quien en noviembre de 2001, en carta dirigida al comandante Florentino Ventura, le advertía:
“Existe gran preocupación en la oficina de la DEA en la Ciudad de México, en virtud de que la organización de narcotraficantes que encabeza Albino Quintero continúa permeando las esferas de gobierno… las investigaciones que en forma conjunta realizamos obligan a iniciar un proceso con orden de arresto en contra del individuo Miguel Ángel Yunes Linares (dadas) sus constantes reuniones con fines delictivos con los barones de la droga: su paso por el gobierno de Veracruz, y actualmente en el gobierno federal, lo ubica con un potencial que debe ser frenado”.
No hay que olvidar tampoco que la fuga de El Chapo se concretó cuando el director del penal era Leonardo Beltrán Santana, otro amigo de Yunes Linares, a quien abandonó en la cárcel cuando se destapó la cloaca de esta histórica fuga.
El expediente delictivo de Francisco Antonio Colorado Cessa podría ampliarse y las acusaciones alcanzar a personajes panistas de la política mexicana, lo mismo en Petróleos Mexicanos que en Veracruz, donde el nombre que más aparece en los expedientes es el de Miguel Ángel Yunes Linares, a quien hace poco el ex dirigente nacional del PAN, Manuel Espino, acusó de enriquecimiento ilícito por más de mil 200 millones de pesos.
Índice Flamígero: El 22 de octubre del 2000, un interno del penal llamó a la Dirección de Prevención y Readaptación Social para denunciar el plan de fuga de Guzmán, Héctor “El Güero” Palma, y Arturo Martínez, “El Texas”; el telefonema, según la UEDO, fue recibido por una funcionaria de ese lugar, de nombre Sandra Ortega Rivas, a quien en el sexenio calderonista Miguel Ángel Yunes designó titular de la delegación regional norte del ISSSTE en el Distrito Federal. Varias publicaciones ligan sentimentalmente a Yunes con Ortega y con la hija de esta.