La insoslayable brevedad
Javier Roldán Dávila
En el surrealismo político mexicano hay pataleos que, en lugar de hacerte flotar, te hunden
El voto de Miguel Ángel Yunes Márquez, en favor de la reforma al Poder Judicial, además, de que metió al PAN nacional en un predicamento, ha generado un debate mediático entre la cúpula de la 4T en la entidad y personajes del obradorismo de presencia nacional.
En la Ciudad de México, Ricardo Monreal, presidente de la JUCOPO en San Lázaro, Gerardo Fernández Noroña, presidente de la Mesa directiva en el Senado y Adán Augusto López, presidente de la JUCOPO en el Senado, han manifestado su apoyo al Chiqui Yunes y, sin cortapisas, señalan que hay que arroparlo.
Por su parte, la gobernadora electa, Rocío Nahle, dijo en forma lacónica, pero, con mucha jiribilla que, en MORENA-Veracruz: “nos reservamos el derecho de admisión”. Tal declaración fue asumida por el líder estatal, Esteban Ramírez Zepeta, lo cual fue respaldado por el aún gobernador, Cuitláhuac García.
Sin embargo, desde el altiplano se mandó una señal inequívoca: con la intervención de Adán Augusto, Yunes se reunió con la presidenta electa, Claudia Sheinbaum, quién, con diplomacia, dijo que la incorporación del legislador con los guindas, es decisión del partido.
El tema no tiene vuelta de hoja, el pretendido segundo piso de la cuarta transformación, todavía requiere de varias reformas de carácter constitucional, por lo tanto, el voto a favor de las mismas, del susodicho, sigue siendo necesario, así pues, la rebelión no viene al caso.
Que la futura mandamás lo haya recibido, lleva un mensaje decisivo ¿acaso no captan?