SENTIDO COMÚN
Gabriel García-Márquez
Muchas son las críticas que ha recibido el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) por el mal estado que guardan sus instalaciones y los servicios hospitalarios que brindan a los derechohabientes. Falta de medicamentos y de especialistas. Y no hay ni a quién culpar, porque esto no es nada nuevo, ni es culpa de la actual administración ni de la anterior, toda vez que es un rezago que se ha venido arrastrando sexenio tras sexenio, principalmente por falta de recursos.
Desde que llegó a la dirección del IMSS su actual director Zoé Robledo, se han venido haciendo grandes esfuerzos por modernizar los servicios médicos, tanto en infraestructura como en equipamiento, abasto de medicamentos y contratación de médicos especialistas.
El IMSS ha reforzado la cobertura con la reparación de hospitales y la formación de recursos humanos, así como la construcción de nuevos hospitales en algunos estados como Ciudad Juárez, Chihuahua; San Alejandro, Puebla; Zaragoza en Ciudad de México; Ticul en Yucatán; Navojoa en Sonora; Ensenada en Baja California; y en la capital de Guanajuato.
Se ha invertido en los hospitales ya existentes, en unidades médicas, adquiriendo nuevo equipamiento y modernizando en lo posible los servicios de salud, disminuyendo los tiempos de espera a los pacientes y aumentando la calidad de la atención.
Habrá una mayor y mejor plantilla de médicos residentes y especialistas, alcanzando una cifra récord de 24 médicos residentes, que tal como lo afirma el director Zoé Robledo se convertirán en 9 mil nuevos médicos especialistas que se van a contratar para el próximo año.
Ahora se le ha sumado una nueva responsabilidad con la implementación del modelo IMSS-Bienestar; este modelo IMSS-Bienestar que es un sistema universal, gratuito y preventivo basado en un pagador y proveedor públicos, apoyado en el financiamiento de la prestación de servicios médicos, con el que se atenderá a quienes no son derechohabientes, a través de la federalización y operación de los sistemas de salud con el apoyo tripartita del Seguro Social.
En efecto, aún hay mucho por hacer y el proyecto que dirige Zoé Robledo se basa en que el futuro del IMSS se llevará a cabo coordinadamente con el sector empresarial y el gobierno federal, que tiene como estrategia la prevención de las enfermedades y la atención de temas como la salud mental, que son causas que inciden en la baja de la productividad laboral en los centros de trabajo.
Los avances en materia de salud pública son visibles, la mala atención en los hospitales y clínicas del IMSS son notorios y ha mejorado mucho el abasto de medicamentos, siempre y cuando los derechohabientes acudan periódicamente a los consultorios de medicina familiar a dar seguimiento médicos a sus padecimientos crónicos, ayudando a que las farmacias estén debidamente abastecidas.
No es una tarea fácil, pero se ha ido avanzando mucho en el mejoramiento de las instalaciones, en la contratación de médicos especialistas y en la prestación de los servicios a los derechohabientes. Todo es cuestión de que no se trunque el plan de modernización que ha llevado muy al pie de la letra el actual director Zoé Robledo.