Como en todo, lo ideal es que la nación mexicana tuviera un proyecto claro sobre el rumbo que se debe seguir. Que todos gobernados y gobernantes tuviéramos claridad sobre qué resultados traerá el esfuerzo y trabajo cotidiano de cada uno de nosotros.
No basta con el discurso político que advierte que vamos en la ruta correcta, porque a ciencia cierta, pocos conocemos el punto final hacia donde nos llevan las acciones y estrategias del Gobierno federal.
El presente que vivimos los mexicanos, de ninguna manera nos puede llevar hacia la meta que en el discurso dibujan los políticos y gobernantes. No es posible vivir en la regresión total que se refleja en la violencia familiar, del vecindario, de las calles, de los centros de estudio y laboral y por supuesto, de los órganos de justicia, y a la vez transitar como se dice, a un mejor México que el actual.
Si no sabemos hacia dónde vamos, mucho menos sabemos quién nos guiará.
Es casi imposible –que no impensable—, el que el presidente Enrique Peña Nieto no termine su mandato de seis años al frente de la administración federal, pero lo que sí es un hecho es que el liderazgo que ostentara a nivel nacional e internacional en sus primeros meses de mandato, ya se ha esfumado.
Si no sabemos hacia dónde vamos, ni quién nos guiará, me temo que las cosas están para llorar.
México de nueva cuenta es tierra de nadie. Más cuando entre los “hombres del presidente”, todos se empujan para colocarse en el papel de la prima ballerina. Quieren ser los que queden bien con su jefe –y muchas veces amigo–, más que realizar de forma pronta y resolutiva su trabajo institucional.
¿Hacia dónde vamos?
Es más fácil advertir el aumento del desconcierto, el descontento y la fatalidad nacional, que el bienestar y el desarrollo del país.
Las elecciones federales del próximo domingo siete de Junio, no son como advierten los partidos políticos, el punto de partida para un estadio mejor de la nación. En algunos casos se dará permiso a que continúa la impunidad y la corrupción en las mismas manos y en otros, sólo cambiarán de ejecutores.
Ha donde vamos hay más caos, que orden. Seguro.
Acta Divina…”Mejoras no se dan de la noche a la mañana”, advirtió Enrique Peña Nieto.
Para advertir… ¿Y las otras noches qué habrá estado haciendo el equipo peñista?
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