Por Aurelio Contreras Moreno
El PRI y el duartismo agonizante en Veracruz lanzaron una última embestida buscando salvarse de la cárcel y pisotear la voluntad de los ciudadanos que decidieron sacarlos del poder en el estado.
Con dolo y sin sustento jurídico, el dirigente estatal del PRI, Amadeo Flores Espinosa, exigió -o al menos, a él le atribuyeron las declaraciones en un comunicado difundido la tarde de este miércoles- la apertura total de los paquetes electorales de la elección de gobernador.
Según el boletín del PRI -ampliamente difundido vía correo electrónico desde las cuentas alternas manejadas por el Gobierno del Estado- “se han encontrado votos para nuestra coalición que no habían sido contabilizados, lo que pone en tela de juicio la legalidad del cómputo y advierte una agresión a la voluntad de los veracruzanos”.
Continúa el comunicado del PRI: “nuestros representantes en los consejos distritales han encontrado un cúmulo de graves irregularidades durante los conteos de este miércoles”. Y en ese mismo boletín, mienten descaradamente: “frente a la serie de graves irregularidades que han dado lugar a que el árbitro electoral aprobara la apertura de más de cuatro mil 900 paquetes electorales, el presidente del Comité Directivo Estatal, Amadeo Flores Espinosa, demandó que la apertura sea para todas las casillas de la entidad”.
La farsa es atroz. El propio presidente del Organismo Público Local Electoral, José Alejandro Bonilla Bonilla, desmintió por la noche que se hubiera autorizado la apertura de casi cinco mil paquetes electorales ni que se hubiese suspendido el cómputo distrital, como se desinformó en varios medios de comunicación. Lo que aprobó el Consejo General del órgano fue tomar una muestra aleatoria en 120 casillas del total de 10 mil 421 que se instalaron en el estado para verificar los códigos de seguridad de las boletas.
Habría que cuestionarle al PRI, en primer lugar y dándole el beneficio de la duda, ¿qué estaban haciendo sus representantes de casilla el día de la elección, que no se percataron, pues no las reportaron, de las “graves irregularidades” de las que habla su todavía dirigente estatal? Y otra legítima pregunta es, ¿cómo le hicieron sus representantes en los consejos distritales para detectar las “irregularidades” que ahora denuncian en las boletas, si los paquetes siguen cerrados?
La intentona es clarísima. Lo que quiere el duartismo es lograr el que era su objetivo original: reventar la elección para evitar, al costo que sea, que llegue al poder el que hasta ahora ha sido reconocido como ganador de la contienda, el candidato de la alianza PAN-PRD Miguel Ángel Yunes Linares, quien desde el mismo 5 de junio reiteró que existen elementos para encarcelar al actual gobernador y a varios de sus colaboradores. Uno de éstos, Gabriel Deantes Ramos, renunció este mismo miércoles a su cargo en la Secretaría de Trabajo estatal y ya estaría de huida. Se espera la fuga masiva de las ratas del barco en naufragio en los días por venir.
En casi doce años en el poder, el duartismo-fidelismo ha demostrado su absoluta indolencia y desinterés por la suerte que corramos los habitantes del estado de Veracruz. Pero aplastar la voluntad ciudadana y anular la elección para colocar en la gubernatura a alguien por quien nadie votó es lo único que les falta para acabar con la entidad.
La maldición sobre Veracruz aún no se ha exorcizado.
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