Francisco Gómez Maza
• ¿A qué indios celebra mañana el gobierno de Peña Nieto?
• ¿Celebra que los indios sean los pobres de los más pobres?
Ay dios mío. Todo tiene que tener su día. Como decía el cómico Héctor Suárez, Qué nos pasa.
Da vergüenza que haya un Día Internacional de los Pueblos Indígenas, el 9 de agosto, cuando los indios son los más despreciados de los seres humanos por un gobierno y una sociedad que es racista hasta la madre. A mí me da vergüenza porque conozco a los indios de mi tierra, conviví con ellos, trabajé con ellos, me hice uno de ellos, en una época cuando eran explotados y agredidos por los auténticos coletos, la alta sociedad sancristobalense, que odiaba al jTatic Samuel por ser un férreo defensor de los indios muy por encima de Fray Bartolomé de Las Casas, que los racistas de ahora se atreven a homenajear.
Qué le celebran a los pueblos indígenas, si los indígenas, que son los pobres de los más pobres en este país, son despreciados sólo por ser indios y hablar otro idioma, por no usar la loción con que se acicala el presidente, que puede ser Polo, o Hermes o Hugo Boss, unas de las más finas y caras, en un país en donde la riqueza está concentrada en menos de un diez por ciento de la población, que debe ya sobrerebasar los 120 millones de personas, de las cuales la mitad son paupérrimos y en la otra mitad los salarios no alcanzan para vivir decorosamente.
Y los indígenas viven confinados en sus pueblos y comunidades en las cimas de las montañas de México, a donde los confinaron los conquistadores españoles, para robarles las mejores tierras de cultivo en los valles.
¡Hágame el favor¡ ¡El día de los indios! Esos mis hermanos despreciados, excluidos, vistos como entes sin voluntad ni entendimiento, sin alma, inclusive por sacerdotes católicos y protestantes y por obispos. Antes ya no tienen que bajarse de la acera cuando va a pasar un ladino, o un indio ladino, que todos los prietos, como nos dicen en España a los mexicanos, somos indios, o corre por nuestras arterias y venas sangre maya, o nahua, o mixteca, o zapoteca, o qué se yo.
¿Van a celebrar la pobreza, la precariedad en la que viven esos pueblos originarios, que en realidad son los dueños de este país y que ahora viven en él como despreciados extranjeros, extraños, al servicio de los prietos que aspiran a ser rubios y gringos? Los indios, con su pobreza, son carne de cañón de los políticos, de todos los partidos, especialmente del PRI, que los mantiene en la ignorancia para que no se den cuenta de que merecen otra vida mejor y protesten. ¿No es cierto señor Presidente? Usted los ha visto en el estado de México, y participó abiertamente en su explotación y exclusión del banquete estatal.
No se dan cuenta de que todo México es indígena: yo he visto en cualquier esquina del centro de la ciudad de México a grupos de personas platicando en nahua, al bolero, a la vendedora de artesanías, a la vendedora tlayuditas azules baldadas con frijoles, nopalitos y espolvoreadas de queso, al policía, y hasta el cura. Esta población que en realidad forma parte de los pobres de los pobres, de los más pobres, sufre, sin darse cuenta, de pobreza o vulnerabilidad.
Como lo reconocen estudios del Coneval, los datos de la medición multidimensional de la pobreza para 2012 (CONEVAL, 2013) muestran que 50 por ciento de la población de México es pobre; es decir, percibe ingresos insuficientes para satisfacer sus necesidades alimentarias y no alimentarias y, a la vez, presenta al menos una carencia social; entre ella, 36 por ciento se encuentra en pobreza moderada y 10, en pobreza extrema.
El porcentaje de población con ingresos suficientes, pero con al menos una carencia social –vulnerables por carencia– es de casi 30 por ciento, mientras que la población vulnerable por ingresos –sin carencias sociales, pero con ingresos insuficientes para cubrir, 23.
¿Esta situación es la que el gobierno va a celebrar el día del indígena, o sea este viernes 9? ¡Qué pena!
¡Qué vergüenza!
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