Francisco Gómez Maza
• Ningún cambio en política exterior con el M8
• Los mexicanos seguirán siendo expulsados
Este martes será igual que cualquier martes para los mexicanos, aunque se dé a conocer al triunfador de las elecciones en EU. No les cambiará la vida “jodida” gane quien gane y se convierta en el inquilino número uno de la nación, en el dueño de la Casa Blanca por cuatro años.
La vida y el destino de los mexicanos seguirán dependiendo de la corrupción y la impunidad de la clase política local, la que se dice mexicana. Mientras los mexicanos así lo permitan.
Entre tanto, Hasta este domingo los encuestadores en Estados Unidos se volvían locos. Nada para nadie todavía hasta que los delegados no estén acompletados. Que Trump toma la delantera, que la vuelve a tomar Clinton, que parió la madre superiora.
Qué más da quien la gane. De todos modos Juan te llamas. La crisis económica auspiciada por la avaricia radical de los banqueros, continuará y se hará más grave en año venidero.
Continuarán siendo los principales actores de esta película de terror: La concentración de la riqueza, el avance del terrorismo de Estado, la industria armamentista, las guerras, el intervencionismo político y militar, el espionaje, el comercio internacional de los estupefacientes (EU es el mercado más grande del mundo y, por tanto, el más demandante), la invasión cultural del consumo desperdicio, y todos los males del neocapitalismo (neoliberalismo), entre otros muchos jinetes del Apocalipsis que de cuatro se han multiplicado exponencialmente.
Quede quien quede en la Casa Blanca. Será más de lo mismo. La soberbia del imperio será manifestada por el nuevo gobernante. Sólo los ilusos le apuestan a uno de los dos. Los demócratas por rapiñosos, por simuladores, como los priístas, pero a lo grande. Los republicanos por miedosos, porque sufren de pánico ante el imaginario riesgo de perder sus posiciones de poder económico. Es cinismo contra miedo, o miedo contra cinismo.
Hillary Clinton representa para los mexicanos más deportaciones masivas, aunque se muestre simpática con los latinos, pero lo hace para obtener su apoyo electoral No ofende a los mexicanos como el otro, No hay ninguna diferencia con Obama. Éste ordenó multitudinarias deportaciones de mexicanos casi a la chita callando. Dividió familias. Dejó a niños sin padres.
Clinton significa también más intervencionismo en el mundo, más estado policía, más guerra, más odio en contra de pueblos oprimidos como Afganistán o Siria. Donald Trump es más bocón, boca floja (Acá hubo un boquiflojo que desgobernó al país. Ahora anda de propagandista de la marihuana). Y en México decimos que el perro que ladra no muerde. Y es cierto. Totalmente cierto. En esto nadie se ha fijado.
Con perdón de ustedes, los dos – Clinton y Trump – como dicen en mi tierra, son coyotes de la misma loma. Son la expresión del capitalismo rampante que agobia a los trabajadores del mundo occidentalizado. Pero pronto – martes venidero – sabremos por quién se inclina la balanza de la inútil democracia occidental cristiana.
Millones de estadounidense, por conservadores, por derechistas, y ultras, inclinarán la balanza hacia el multimillonario, acusado de todo por la prensa y por los demócratas. Millones de ciudadanos votarán por el partido demócrata. Pero triunfe quien triunfe, como advertí antes, nada cambiará. Si acaso las formas, los estilos, el modo personal de gobernar, como lo calificó, en México, Daniel Cosío Villegas.
Entonces, tranquilos, mexicanos. No les va a cambiar la vida el M8. Se termina 2016 dramáticamente jodido. Comienza otro año perdido, el 2017. Quienes “movieron a México” lo hicieron hacia el despeñadero. Quién dijo que lo salvaría (“Save México”), lo esclavizó aún más. Y el 31 de noviembre de 2018 tendremos otra camada de nuevos multimillonarios. Así es esto de la democracia. Desde que fue inventada por los griegos para manipular al pueblo y a los pueblos.
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