Francisco Gómez Maza
• Somos un peligro para nosotros mismos, si no nos cuidamos
• Víctimas del azúcar, vamos derecho al cementerio o al horno
Yo lo digo de broma. Nosotros los dulces. No vayan a creer que es acoso. O pura vanidad. No. El asunto es grave. De vida o muerte. Nomás eso. Y muchos no quieren entenderlo así. Sí. De vida o muerte. Y más de muerte.
Y digo dulce porque el azúcar invade nuestro cuerpo, como un bicho hospitalario, como bichos de anfiteatro donde se destazan a muertos y ser rebanan sus órganos cadavéricos para estudiarlos, donde se reciben piernas, corazones, hígados y toda suerte de órganos que una vez le dieron vida a los cadáveres, los cuales se convierten en fantasmas que asustan o dan las buenas noches, desde la puerta de mi habitación que da al que otrora fuera jardín y que ahora no he podido rehacer por exceso de liquidez. O se presentan en los callejones más amorosos de esta enorme plasta de casas, edificios, automóviles, ratas, cucarachas, ladrones, prostitutas, y toda suerte de fauna maligna y benigna.
Y es que los diabéticos estamos en el más horrible riesgo de que se nos pudran los dedos de las manos, los de los pies, o tengan que cortarnos las extremidades, las piernas, los dedos de los pies, o los pies mismos, de no ocuparnos de ese horrible mal que nos aqueja. Yo he visto diabéticos que no dejan de beber trago, o se van a la playa sin sandalias y la arena ardiente les quema las plantas de los pies, lo cual es su condena. Y mueren en los más terribles estertores de muerte,
Y hago estar reflexiones porque yo resulté con azúcar y debo cuidarme por lo que voy cada vez a ver a Magaly, mi doctora. Ella me ha mandado dos veces al hospital casi en coma diabético. Pero desde entonces me inyecto dos veces al día la bendita insulina y me tomo una tableta de Pioglitazona para fijar la insulina en el páncreas, que es donde ya no se produce naturalmente la insulina.
Pero la mayoría de los endulzados no se preocupan de su vida ni mucho menos de su muerte. Van por la vida sufriendo los dolores, los bajones, y siguen los principios de la mala educación que les dio la Secretaría de Educación Pública, la televisión de Televisa, y sus padres. A sus amigotes les importa un bledo la salud de estos tontos.
Lo leí la mañana del lunes mientras me esperaba un ajetreado día de trabajo. Leí que la Secretaría de Salud declaró emergencia sanitaria por la diabetes en el país.
El subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Pablo Kuri, informó que en 2015 se reportaron 98 mil 450 defunciones por esta enfermedad. El sobrepeso, la obesidad y la diabetes son un problema prioritario en el país y que debe ser atendido.
La reciente declaratoria de emergencia permitirá reforzar las acciones de prevención y control de estas enfermedades. Kuri aseguró que es responsabilidad tanto del gobierno como del sector privado y de la sociedad hacerle frente. “Necesitamos de todos para resolver el problema”, expresó. Pero yo digo que principalmente se necesita que los diabéticos tomen conciencia de que, si no se cuidan, si no los controla el médico, van a irse al carajo, muchos, prematuramente. A veces me dan ganas de bajarme del mundo.
Pero luego lunas tan bellas como la luna llena y nueva de la noche del domingo y me digo. Ni maíz. No quiero largarme de este mundo todavía. Hay tantas cosas bellas y personas a las que quiero con toda mi alma. Y como la rana René: a veces me dan ganas de morir. Pero veo la ternura y el amor muy cerca de mi corazón y se me pasa. Jajajajaja.
Así que amigos, amigas, a cuidase. No beban coca cola, que es un jarabe de mucha azúcar.
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