Por el desmedido aumento de nacimientos por cesárea, el Senado de la República solicitó a la Secretaría de Salud (SSA) del gobierno federal que realice un informe sobre el número de nacimientos por intervención quirúrgica, así como por sus causas.
Lo anterior parte de la preocupación de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) señale a México como uno de los países que más ha abandonado el parto natural, incluso en instituciones públicas, pues en los últimos doce años se han incrementado los partos por cesárea en un 50.3 por ciento.
La situación es catalogada como delicada, acorde a la Encuesta Nacional de Salud, elaborada por la SSA, pues casi todas las entidades federativas rebasan la tasa ideal de cesárea marcada por la OMS, de entre el diez y el 15 por ciento, con excepción de los estados de Chiapas y Oaxaca.
Por lo anterior, solicita a la SSA que informe si existen o no programas de orientación para las madres o familiares responsables sobre los beneficios del parto natural, así como un proyecto en el Plan Nacional de Desarrollo sobre dicho tema.
El punto de acuerdo, avalado por el Pleno en la sesión del pasado seis de diciembre, explica: la OMS apunta que la cesárea se debe aplicar sólo en caso de que el parto suponga un riesgo para la madre o el producto; fuera de ello, no se ha demostrado beneficio alguno del parto por intervención quirúrgica.
Como en cualquier otra cirugía, la cesárea está asociada a riesgos a corto y a largo plazo que pueden perdurar por muchos años después de la intervención y afectar a la salud de la mujer y del neonato, así como a cualquier embarazo futuro, los cuales son mayores en las mujeres con escaso acceso a una atención obstétrica integral.
Debido al aumento de los costos, las tasas elevadas de cesáreas innecesarias pueden distraer recursos para otros servicios en sistemas de salud sobrecargados y frágiles, además de que impiden a la madre e hijo o hija acceder a los beneficios del parto natural.
El parto natural, explica el dictamen, es una manera de dar a luz “con poca tecnología” al permitir que la naturaleza siga su curso, lo cual implica evitar el uso de medicamentos, incluidos analgésicos tales como epidurales, que pueden bajar la presión arterial, retardar o acelerar el trabajo de parto, provocar náuseas y generar sensación de falta de control.
Además, se revierte el uso de intervenciones médicas artificiales o ninguna de ellas, como el monitoreo fetal continuo o las episiotomías, es decir, el corte en la región del perineo, para hacer lugar para el bebé durante el parto.