* La modificación cultural a la que apuestan para privatizar el agua, quizá no pueda realizarse sino con altos costos en vidas humanas y en depredación del medio ambiente
Gregorio Ortega Molina
En los centros de investigación científica y tecnológica con mayores recursos y mejores cerebros, avanzan, aceleradamente, en buscarle la cuadratura al círculo para sustituir los combustibles fósiles y desaparecer los gases que produce la industria petroquímica y crean el efecto invernadero.
Si los gobiernos y los laboratorios que pueden financiar la investigación se empeñan en encontrar los sustitutos del petróleo y sus derivados, es porque encuentran una posibilidad de que puede hacerse.
No sucede lo mismo con el agua. Nada sustituye la destinada para beber, ni la que se usa para riego, o con fines sanitarios. Tampoco la que purifica en el bautismo cristiano o en otros ritos o religiones, ni la que sirve para enfriar los reactores nucleares, o la que se transforma en agua pesada, u oxigenada, mucho menos la destinada al engaño y la ilusión, como la del Tlacote.
El agua, efectivamente, es insustituible. De allí que, como lo sostiene Alfredo Jalife Rahme en su libro, la dinastía Bush se decidiera a adquirir 121 mil 407 hectáreas en el “Acuífero Guaraní, considerado el mayor del planeta”, donde podría controlar 40 mil kilómetros cúbicos de agua.
¿Es eso posible y comprobable? De ser cierta la versión de la compra de acuíferos por parte de los panistas, ¿podrán controlar el consumo de esa agua?
¿Será que la apuesta cambió, y en lugar de controlar la energía sobrante a través de las dependencias, los barones del dinero apuestan por hacerlo a través de la sed de los seres humanos y de la tierra?
Retomamos lo que advierte la página web del sistema de agua y alcantarillado de Monterrey.
Renacimiento y purificación
El agua es fuente de vida, pero también representa el renacimiento y la purificación, y por ello es elemento clave en ceremonias y cultos religiosos. Su uso varía, pero su significado simbólico, incluso sagrado, es en el fondo el mismo: purificación para la iniciación en la vida religiosa y espiritual y sus prácticas, así como limpieza del cuerpo de los difuntos para prepararlos para la vida posterior (que puede simbolizar también un renacimiento).
Elemento de sanación
La utilización del agua como elemento de sanación ha quedado demostrada en evidencias de cultos religiosos del periodo neolítico y la Era de Bronce en Europa, y sus propiedades curativas se consideran inherentes a su poder sobrenatural. En la actualizad, y fuera del ámbito religioso, el agua es utilizada con fines curativos también en la hidroterapia, donde se aplica por medio de baños y compresas.
Cristianismo y bautismo
En el cristianismo, el agua es utilizada como ritual de iniciación a través del bautismo, ya sea por inmersión total o parcial o simplemente rociando algunas gotas sobre la cabeza. Durante este rito, que tiene sus orígenes en el bautizo de Jesús en el río Jordán, el agua es símbolo de liberación de la o presión del pecado que nos separa de Dios, pero también como el “agua viva” como se describió Jesús, es decir la vida eterna. También se usa el agua bendita para ciertos ritos como bendiciones, dedicaciones, exorcismos y entierros. En el aspecto ambiental, la responsabilidad por cuidar los recursos naturales, incluida el agua, es una parte esencial del cristianismo.
La modificación cultural a la que apuestan para privatizar el agua, quizá no pueda realizarse sino con altos costos en vidas humanas y en depredación del medio ambiente.
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