* ¿Merecen, corruptos y corruptores, una ley de amnistía, perdón y olvido? Creo que al nivel en que aquí se practica, se tolera y da impunidad a la corrupción, el delito debe reclasificarse y considerarlo un daño moral y mayor a los derechos humanos
Gregorio Ortega Molina
Los nombres de los aspirantes al poder ruedan sobre la imaginación de sus seguidores, sobre el ensueño de que los problemas se resuelvan con la firma un nuevo contrato de esperanza sexenal.
Allí anida el error de los electores y los seguidores, y la ausencia de auto evaluación de los que se proponen para arreglar México. El proyecto tiene término constitucional, se renueva cada seis años. Los que llegan modifican a su antojo, conscientes de que toda reforma a la Constitución nace con su contrarreforma.
La estatización bancaria desapareció luego de 10 años. La redacción original del documento presentado a la nación en 1917, y que en estos días cumple cien años, nadie la reconoce. Se han construido un país donde no existe la constancia, porque encima de todo colocan sus intereses y los de sus allegados.
En relación a nuestro paradigma político, ¿cuántas enmiendas ha propuesto el Congreso estadounidense a su Constitución, y cuántas nuestros diputados y senadores?
A estas alturas regresar al camino original es imposible, pero el daño hecho al proyecto de nación propuesto por el Constituyente de 1917 puede enmendarse; obvio que no todo, pero algo puede hacerse. Por lo pronto desechar el modelo de gobierno presidencialista, hoy disfuncional y que todo lo trastoca.
¿Puede alguno de los precandidatos convocar a la reforma del Estado, y encabezarla tal como lo hizo en su momento el español Adolfo Suárez? ¿Puede uno de los cuatro (Margarita Zavala, Andrés Manuel López, Miguel Osorio o Miguel Ángel Mancera) descender lo suficiente, con enorme humildad, para cambiar la Presidencia de la República, que fue imperial, en un gobierno distinto, pero capaz de convocar a la unidad nacional, la reconciliación y el trabajo, para reconstruir lo que hoy es un rompecabezas cuyas partes están en manos de los administradores de los poderes fácticos, todos ajenos a los intereses nacionales?
El primero de los problemas a resolver es la corrupción. ¿Merecen, corruptos y corruptores, una ley de amnistía, perdón y olvido? Creo que al nivel en que aquí se practica, se tolera y da impunidad a la corrupción, el delito debe reclasificarse y considerarlo un daño moral y mayor a los derechos humanos, pues por lo pronto cancela oportunidades y niega futuro a los mexicanos todos, incluido Carlos Slim.
Mañana, más sobre el tamaño ético y profesional que han de tener los candidatos, si aspiran a poner orden e iniciar la solución de los problemas que nos aquejan.
Del Demonio de Sócrates: Fidel Castro, que ya no era un novato cuando fue agraviado por Vicente Fox Quesada, en un lance político de verdadera diplomacia acudió a la Cumbre de Monterrey, Nuevo León, comió y se fue. (Comes y Te Vas (Guillermo Zapata) YouTube.- https://www.youtube.com/watch?v=EP-5K4eZ–E).
Ahora quieren resolverlo envueltos en la bandera nacional, cuando la diplomacia era y es la respuesta. A un majadero no se le debe responder con majaderías. El Twitter no es una buena vía diplomática. Sí las notas formales.
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