* Resulta urgente que, en conciencia y dada la situación de México, nos respondamos si es suficiente verle ojos bonitos a López Obrador, o llevarlo al poder con nuestro voto, nuestro sufragio y el compromiso de nuestro futuro, requiere algo más que buenos propósitos
Gregorio Ortega Molina
La inteligencia política de este país se las ha ingeniado para buscar alternativas en lo operativo y lo legal: Frente Democrático Nacional, Grupo San Ángel, reformas legales y una alternancia cuyos resultados todos padecemos.
En contrapartida, los “operadores” del sistema siempre boicotearon todo intento de reordenamiento político, de avance en la reforma del Estado y de transformación interna y profunda de los mexicanos frente a sus tlatoanis. Por ejemplo, es tal la carencia de liderazgos, que se añora la labor y la imagen de José Woldenberg, la figura de Julio Scherer y la presencia de Cuauhtémoc Cárdenas en el escenario político de hoy. Porfirio Muñoz Ledo no ha dejado de estar, y contra todo lo que pueda decir de él, en la más íntima de sus intimidades, el ingeniero Cárdenas ha de reconocer que lo hecho, sin Muñoz Ledo jamás se hubiera logrado. Descompuesto y todo el país, estamos donde estamos gracias a su tenacidad política e inteligencia.
El fondo del problema es que ambos son sectarios. En 1997, cuando Cárdenas sabía que se haría con el gobierno del DF y luego con la candidatura presidencial del PRD, busqué una entrevista con él a través de César Yáñez, quien me colocó frente a esa personalidad para que yo mismo la gestionara. El diálogo fue breve, pero mostró el entonces tamaño político del ingeniero. ¿Habrá crecido?
-¿Para cuál medio trabaja?, me preguntó antes de siquiera saludarlo.
-Para unomásuno… no me dio tiempo de concluir.
-Para ese periódico, nunca… Me dio la espalda y siguió su camino, hasta hoy.
Esa actitud de Cuauhtémoc Cárdenas es la medida de muchos de los políticos nacionales; AMLO no está exento de ese desprecio, que patentiza hacia los que no somos como él, o como él quiere que sean.
Por lo anterior resulta urgente que, en conciencia y dada la situación de México, nos respondamos si es suficiente verle ojos bonitos a López Obrador, o llevarlo al poder con nuestro voto, nuestro sufragio y el compromiso de nuestro futuro, requiere algo más que buenos propósitos, porque es insuficiente haber nucleado en torno suyo prominentes mexicanos de diversas áreas del conocimiento, la economía y el poder, de los cuales no pocos fueron sus beneficiarios cuando se desempeñó como Jefe de Gobierno.
¿Están con él por agradecimiento, o porque esperan otra oportunidad para medrar, como lo hicieron en el pasado?
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