El “efecto Hollywood” del que tanto se valieron el pernicioso Genaro García Luna y sus paniaguados –lo mismo en la AFI que en la Secretaría de Seguridad Pública, durante la “docena trágica” panista– fue rebautizado en la Corte como el “efecto corruptor”.
Desde marzo de 2012, cuando el amparo solicitado por Florence Cassez fue discutido por primera vez en la sala correspondiente del llamado máximo tribunal, el entonces ministro ponente Arturo Zaldívar Lelo de Larrea introdujo en su fallo una doctrina constitucional de la Suprema Corte de los Estados Unidos denominada efecto corruptor (corrupting effect).
A grandes rasgos, este se aplica cuando, de acuerdo al derecho constitucional del país del norte, se procede a identificar a inculpados por parte de testigos, lo que se encuentra regulado por la quinta y sexta enmiendas.
Así, cuando los procedimientos de identificación de víctimas se encuentran viciados por prácticas policiales indebidas, o las víctimas se encuentran expuestas a un ambiente extremadamente sugestivo –cual puede ser su exposición ante los medios–, los resultados de los procedimientos de identificación deben ser excluidos pues han sido enervados por un efecto corruptor.
Y en el caso de la señora Cassez, como en muchos miles más, dicho efecto corruptor estuvo presente todo el tiempo, precisamente a partir del montaje televisivo de su aparente captura y, claro, por su detención arbitraria, el haber pasado por alto su presunción de inocencia, el no brindarle la asistencia consular a la que tenía derecho, el negarle durante más de dos meses el apoyo de un abogado que conociera el expediente que se le había armado y…
¿Qué otra cosa, si no, podría esperarse de policías corruptos, agentes del ministerio público corruptos y, en general, un sistema de procuración de justicia también corrupto que no fuese un efecto corruptor?
Libre ya la señora Cassez merced al efecto Hollywood –acertadamente recalificado como efecto corruptor–, ¿qué va a pasar ahora con los corruptos?
VELEIDOSA CNDH
Raúl Plascencia Villanueva, presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos pidió ayer castigo a los corruptos, autores del sainete mediático que propició la liberación de Cassez. “Debe haber alguna investigación porque a propósito de llevar ante la justicia pruebas ilícitas, como fueron calificadas por la Suprema Corte de Justicia, pues se propició un enjuiciamiento indebido en contra de esta persona (Cassez) y se resolvió otorgarle la libertad y esto es un actuar indebido por parte de funcionarios públicos responsables que tienen que ser investigados y por supuesto sancionados”, dijo en una entrevista radiofónica.
Hace casi un año, empero, Plascencia no opinaba lo mismo. Nuevos vientos políticos y, veleta al fin y al cabo, este cachanilla da la voltereta.
A principios de marzo de 2012, el titular de la comisión gubernamental a la que se conoce por sus siglas CNDH, decía con respecto al proyecto del ministro Zaldívar –que fue el que se votó este miércoles—“se debe ponderar el derecho a la justicia de las víctimas de plagio”.
Y más aún: que de aprobarse la propuesta del ministro Zaldívar se sentaría un precedente histórico que abriría el camino para que otras personas recurran a esta estrategia de defensa para conseguir su liberación.
Por lo tanto, entonces se oponía al proyecto que hoy aplaude.
No son sus caprichosas palabras, empero, las que deben analizarse. Sí, en cambio, sus acciones pero, sobre todo, sus omisiones.
¿Dónde estaba este señor Plascencia cuando todos aquellos con más de un dedo en la frente advertían la violación a los más elementales derechos de Cassez –y como ella, de muchos otros mexicanos? ¿Qué hacía cuando se desarrollaba un “juicio indebido”, según sus propias palabras?
“Grillito” de párvulos, Plascencia no es más que otro de los muchos personajes acomodaticios que tanto daño hacen a la sociedad.
Y no, claro que no, él no es el idóneo para demandar castigo a los responsables del efecto corruptor, ya que –en todo caso– él mismo es uno de quienes, con su silencio, con su original rechazo, forma filas entre los corruptos, ¿no cree usted?
Índice Flamígero: Antes que nada, un abrazo solidario a Raúl y Roberto Muñoz Leos por el sensible fallecimiento de su señora madre. Que en paz descanse. + + + “La Revancha Francesa”, intitula don Alfredo Álvarez Barrón, nuestro entrañable Poeta del Nopal, a su epigrama de este día: “Con la humillación a cuestas / de esta sentencia ominosa / el General Zaragoza / se rinde bajo protesta.”
don Paco habria que preguntar si el efecto corruptor alcanzo a los tingados (digo togados de la suprema corte), en cuanto a plascencia cobra por levantar el dedo como los diputados y senadores y mas debio de cobrar por hacerle coro a los que conformaban la banda de los pinos que tambien era muy peligrosa sino es que mas que todas las bandas
Sr.Rodríguez:
Es obvio que la justicia se vende por lo cual cualquier delincuente adinerado puede solicitar al ministerio público o a los judiciales que se violente el protocolo o procedimiento de su detención o acusación, lo cual resultará mas adelante en su liberación. Desde luego que esa maniobra se cobra y se paga muy bien. Dígame si no es cierto, de ahí que muchos delincuentes salen libres porque ” está mal hecha la acusación…”
Cualquier acusador que falle una sola vez debe perder la chamba y ser acusado penalmente.
–oiga don Paco, el sr plascecia es el compadre de la comadre ???
Solo le voy a recordar Sr. Rodriguez, que omitio escribir, que el EFECTO CORRUPTOR se extiende a toda la República Mexicana, eso si, con EFECTOS COLATERALES, que afectan y dañan a los mas vulnerables, que somos la mayoría en este País de fantasía. y de ese tipo de plasencia(micro-minúsculas) me causa pena y tristeza hablar de este reptiloide. Gracias.
Que hacía el señor Plascencia? pues trataba de cumplir con sus promesas de dar las plazas dentro de la CNDH a los senadores que lo eligieron. Se que todavia no ha entregado todas las plazas pero hay va.
Con su ejecutor compadre dentro de la corrupción, su primer visitador, trata de amedrentar alos pocos buenos elementos que quedan para entregar esas dichosas plazas. La CNDH no es parte del grupo de elite política es a parte y tratan de pavimentar su camino para ser un grupo fuerte, así son estos.