Por Aurelio Contreras Moreno
Si en un terreno se ha sufrido un retroceso monumental en los últimos años en Veracruz, es en el de los derechos de las mujeres.
No solamente se ha registrado un incremento exponencial en el número de asesinatos de mujeres, sean o no específicamente por su condición de género. Desde los poderes del Estado se ha impuesto en la agenda pública y en la legislación una visión retrógrada y ultraconservadora, que perpetua estereotipos y roles anacrónicos.
No solamente se han conculcado sus derechos reproductivos, a la salud y a la libertad de decisión sobre sus cuerpos, con tal de satisfacer las exigencias del clero católico y de los sectores que quisieran que las mujeres permanecieran fieles al rol de obedientes amas de casa y madres abnegadas. También se ha instrumentado un desmantelamiento institucional que las deja en un estado de indefensión que implica todavía una mayor violencia en su contra, que queda trágicamente evidenciada en el creciente número de asesinatos y agresiones que se registran contra ellas todos los días.
En esto, no hay mucha diferencia entre un partido y otro. Al frente de la administración estatal en Veracruz, tanto el PRI como el PAN, antes y ahora, han actuado en contra de los intereses y derechos de las mujeres impulsando una legislación que las criminaliza y las condena, sin ofrecerles ninguna alternativa.
Otros institutos políticos que supuestamente enarbolan banderas progresistas, como el PRD y Morena, prefieren evadir el tema y hasta proponen someter a consulta pública si se deben reconocer los derechos humanos de las mujeres. La irresponsabilidad, la falta de solidaridad y la genuflexión ante las jerarquías religiosas que sin despeinarse pasan por encima del Estado laico, los hermanan a todos.
Como sucede con otros organismos descentralizados de la administración pública estatal, en los últimos meses el Instituto Veracruzano de las Mujeres (IVM) fue destazado para convertirlo en una oficina a modo de los intereses del Ejecutivo y, particularmente, de los grupos conservadores que se representan en el Partido Acción Nacional.
Para ello, se empujó con todo el desmantelamiento de los consejos Consultivo y Social del IVM para echar de los mismos a quienes sí contaban con experiencia en el trabajo de género y colocar en su lugar, salvo contadísimas excepciones, a representantes de esos grupos conservadores que no tienen ni idea de lo que ha implicado el movimiento por los derechos de las mujeres y que de manera patética, demuestran su ignorancia reproduciendo patrones de conducta que tienen que ver más con costumbres políticas de hombres, arraigadas en el machismo más pueblerino.
Sólo de esa manera puede calificarse que para “concientizar” sobre el cáncer de mama, el Instituto Veracruzano de las Mujeres haya organizado una cabalgata en el municipio de Paso de Ovejas, “engalanada” con una “lluvia” de globos rosas.
¿En qué puede ayudar eso a prevenir o concientizar acerca de este mal? Absolutamente en nada. Aunque lo que sí resultó notorio fue el tufo político-electoral del espectáculo, al que acudieron numerosas autoridades municipales, electas y aún en funciones. Algunas, hasta dizque “feministas”.
Entre tanto, Veracruz carece de una política pública de atención a las mujeres con una verdadera perspectiva de género, que el gobierno que prometió el “cambio”, permanece extraviada.
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