Francisco Gómez Maza
• Un Pandemoniun contra el Ogro Filantrópico
• Meade; muy pesada la loza que carga en el lomo
Era lógico que los que coleros se tiraran a fondo para madrear al puntero. Yo habría hecho lo mismo.
Pero no pudieron más que despeinarlo un poquito, propinarle unas leves raspaduras, que no lo movieron de su primer lugar en las encuestas, porque se vio que Andrés Manuel López Obrador no fue a pelearse con ellos, sino a encantar a sus millones de seguidores, a quienes no les dijo ninguna novedad que no quisieran oír.
Fue al debate el tabasqueño, no a debatir, sino a capotear el temporal de denostaciones y diatribas de sus oponentes y a enviar un mensaje de esperanza a sus millones de seguidores de todo el país, y hasta de las regiones meridionales, tradicionalmente anti lopezobradoristas.
Es su ídolo y se refocilaron con los dislates de Anaya y los enredijos semánticos, academicoides de Meade, quien perdió una oportunidad dorada de rebasar con creces al panista, pero no la supo aprovechar, por la laja demasiado pesada en el lomo, la pesadez corrupta del partido que lo postula, aunque también rieron a carcajadas con las estupideces de El Bronco, que no ocultó su fascismo cuando prometió cortarles la mano¸ sí. cortársela, literamente, a los corruptos.
A lo mejor tendría que empezar por cortársela él mismo, porque dice el adagio latino Ex abundantia cor loquitur. A Margarita, que por cierto a mi parecer lo hizo muy bien, aunque a ratos con la pesada loza del comanche en el lomo, su marido, del que debe deshacerse ya por razones obvias, pues nadie lo quiere por como se comportó como comandante de las fuerzas armadas, nadie la tomó en cuenta, desgraciadamente, ni siquiera las mujeres a quienes dedicó unos minutos tratando de atraer su voto.
Un debate, por lo menos infinitamente más emocionante que el celebrado unos días antes entre los mediocres candidatos a la jefatura de Gobierno de la Ciudad de México, que pasaron sin pena ni gloria, inclusive la favorita Claudia Sheinbaum, de fama de inteligente, sabia, científica. En el debate presidencial, hubo de todo, menos propuestas novedosas. Nada que no se haya oído desde que empezaron los debates en la historia de este país.
El primer debate entre candidatos presidenciales, con el cual se abrió la puerta de par en par a este tipo de ejercicios electorales, que no democráticos, en México, se realizó hace exactamente 20 años y se transmitió en vivo por televisión. Ernesto Zedillo Ponce de León, el sustituto del asesinado Luis Donaldo Colosio Murrieta, del PRI; Diego Fernández de Cevallos, del PAN, y Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, del Frente Democrático Nacional, fueron los protagonistas de ese debate que tuvo como sede el Museo Tecnológico de la Comisión Federal de Electricidad, en el Bosque de Chapultepec.
El debate del domingo 22 de abril, primero de tres, se quedó en manos de Morena, tanto que para que López Obrador pudiera ser bajado tendrían que unirse el PAN y sus satélites (prd y mc), y el PRI de la corrupción, con sus corruptitos el PVEM y PNA. O de plano, el PRI hacer mancuerna, muy obligada, con López Obrador en lo que sería el PRIMOR, para que los corruptos del PRI eludan los rigores de la ley que se les pueden venir encima el mismo 2 de diciembre, por lo que, o se alían con Morena, o salen despavoridos en el primer vuelo de ese día que sale a las Europas o a África.
Pero volvamos al realismo mágico de esta nación. Todos, Margarita, Meade, Anaya y hasta el Bronco (que parecía asesor de AMLO) contribuyeron a que el tabasqueño se engrandeciera. Y, salvo un acto desesperado, difícilmente será bajado del pedestal desde donde ve a sus contrincantes.
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