* Electores, salgan a sufragar para que no les tomen el pelo, por mayor y más sofisticado que sea el algoritmo para remontar algo más de 30 puntos en menos de un mes
Gregorio Ortega Molina
Aquí, donde la simulación política es la reina de las pruebas en asuntos de verdad electoral inmutable, naturalmente que el candidato de Todos por México puede hacerse con el poder, pero dadas las condiciones de agravio, encono y humillación sistemáticamente impuestas a los gobernados, ¿permanecerán quietos como en 1988 y 2006?
Su gobernabilidad dependerá de que los electores que dieron su voto a los candidatos de Juntos Haremos Historia y Por México al Frente, que unidos suman más de las tres cuartas partes del electorado, les compren el cuento de una remontada de 30 puntos en menos de un mes, y un poco más, porque empate técnico no puede permitirse. El triunfo, si existe, ha de ser inobjetable.
Entre Salinas de Gortari, Zedillo, Fox, Calderón y Peña, agotaron todas las reformas económicas posibles, vendidas como parte del convenio de un nuevo contrato de esperanza; lo que resta al triunfador, represente la coalición electoral que represente, es la impartición de justicia por sobre la letra de la ley, si quiere ser un proyecto de gobernante y evitar que su muy particular rosario de Amozoc dure un sexenio.
Es el tema de Una novela criminal de Jorge Volpi y de los dos últimos trabajos literarios de Javier Marías. En Así empieza lo malo nos encontramos lo siguiente:
-¿La justicia? -repitió como un rayo-. La justicia no existe. O sólo como excepción: unos pocos escarmientos para guardar las apariencias, en los crímenes individuales nada más. Mala suerte para el que le toca. En los colectivos no, en los nacionales no, ahí no existe nunca, ni se pretende. A la justicia la atemoriza siempre la magnitud, la desborda la superabundancia, la inhibe la cantidad…
Si gana y desea gobernar y trascenderse, ha de convertirse en un parricida político, porque <<aquí se cometieron muchas vilezas durante muchos años, pero se ha convivido con quienes las cometieron, y algunos hicieron favores también. ¿Se ha de convivir con ellos hasta que muramos todos, y entonces todo empezará a nivelarse y nadie se dedicará a rastrearlas?>>.
Me pregunto si la reflexión anterior, elaborada por uno de los personajes de Javier Marías, ocupa un lugar en el caletre del candidato de Todos por México, porque de lo contrario abren la puerta a algo más que la conversión de México en una mala copia de Venezuela, sería otra versión del bogotazo, facilitada por el exceso de armas que los gringos han colocado en territorio nacional, y porque la guerra al narco favorece que la violencia ya no nos alarme ni nos asuste. Nos acostumbraron a vivir con ella.
Así es que ya saben, electores, salgan a sufragar para que no les tomen el pelo, por mayor y más sofisticado que sea el algoritmo para remontar algo más de 30 puntos en menos de un mes.
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