Luis Alberto García / Moscú
*Ni desorden ni “ultras”, en un torneo considerado el mejor desde 1930.
*Desaparecieron los mitos y prejuicios sobre un país y su pueblo.
*Grandes personajes asistieron al juego final de Francia vs. Croacia.
*Emmanuel Macron y Kolinda Grabar-Kitarovic, los invitados de lujo.
Hoscos, huraños, malhumorados y violentos, fue como se imaginaban muchos asistentes a la Copa FIFA / Rusia 2018 a los anfitriones, habitantes de un país infinito y único por sus características tan diversas en todos los planos; sin embargo, durante el desarrollo de la justa, a los visitantes les esperaba una sorpresa al conocer a personas alegres y abiertas, unidas a la gran fiesta cuatrienal.
“Llegar a los cuartos fue un triunfo para Rusia; pero mucho más importante ha sido la positiva imagen que hemos dado como organizadores de esta Copa del Mundo, sin que se vieran los temidos ‘ultras’ que habían causado terror en los juegos europeos de clubes”, dice Evgueni Umerenko, periodista de la agencia “Novosti” de Moscú.
Los estadios han registrado grandes entradas, la infraestructura y la logística han funcionado bien y los dirigentes se esforzaron por dejar de lado la política, lo que incluso se vio reflejado en la asistencia de Vladímir Putin, el presidente ruso.
Únicamente estuvo en el partido de inauguración y en la final entre Francia y Croacia, debido a que, un día después, el 16 de julio, tuvo un trascendental encuentro con Donald Trump, presidente de Estados Unidos, en Helsinky, capital de Finlandia.
Dos eran las principales amenazas, según Umerenko: la posibilidad de un atentado terrorista por partidarios del Estado Islámico —posible venganza por la intervención del Kremlin en Siria al lado de Bachar el Asad— y los temidos “ultras”; pero la cooperación entre los policías de los países participantes logró neutralizar a los grupos violentos.
El ensayo general que significó para Rusia la Copa Confederaciones de junio de 2017, sirvió para superar una serie de deficiencias y atender a las críticas que entonces se hicieron, ejercicios que permitieron al público entrar a los estadios tres horas antes del partido, organizándose y con las salidas de forma que resultaran de lo más eficaz, sin la lentitud propia de la antigua Unión Soviética.
El “Fan ID”, credencial entregada a los visitantes y permitirles así la entrada en el país, resultó un buen instrumento que reemplazó a las visas y permitió usar gratuitamente el bellísimo e histórico Metro de Moscú y otros transportes terrestres, así como asistir a eventos culturales.
Los “hooligans”rusos –célebres por su impresentable actuación en la Eurocopa de Francia de 2016 en Francia , que motivó que algún gobierno, como el británico, no recomendara a sus aficionados viajar a Rusia, pues se temía que agredieran a los turistas de otros países-, desaparecieron de los estadios, se vistieron bien o disfrazados de alegres aficionados.
Tampoco se concretó el temor de que nacionalistas xenófobos y homófobos agredieran a los representantes de minorías sexuales y, cosa curiosa, la “kokoshka”, prenda femenina de enorme belleza, se transformó en unisex, cuando hombres y mujeres lucieron en sus cabezas este tocado de la antigua Rusia.
“Agradecemos los millones de buenas palabras sobre Rusia y nuestro pueblo”, dijo Putin el sábado 14 de julio de 2018, al acompañar a los mandatarios de Francia y Croacia e una función especial en el Teatro Bolshói: “Estamos contentos de que los aficionados hayan visto todo con sus propios ojos y que hayan desaparecido mitos y prejuicios”.
En las once sedes, los estadios estuvieron llenos, aunque el problema será darles mantenimiento, cómo hacer que sigan sirviendo para la práctica del deporte y cómo justificar los grandes recursos invertidos, como ocurrió en Brasil en los años recientes, después de la Copa del Mundo de 2014, debido a que, en su caso, entre 2013 y 2018, Rusia gastó cerca de diez mil millones de dólares para su Campeonato Mundial de Futbol.
En términos generales, en el evento predominó un ambiente festivo, al grado que el suizo Gianni Infantino, presidente de la Federación Internacional de Futbol (FIFA), resumió el sentimiento de muchos al afirmar que éste ha cambiado la percepción que Occidente tenía de Rusia, país que demostró ser “cálido y hospitalario”, organizador del mejor torneo mundialista desde 1930.
Lo que muchos ahora se preguntan es si esta imagen perdurará; pero ya la viceprimera ministra, Olga Golodets, consideró que ha contribuido a destruir estereotipos, lo que se traducirá, calcula, en un aumento del 15% del número de turistas que visitarían Rusia en 2019.
Para Evgueni Umerenko sucedió algo inesperado: “Rusia se presentó ante el mundo como un país amable, con Moscú convertida en una megalópolis multiétnica, y el gran milagro del Campeonato Mundial de futbol es que se puede ser normal, sin que se caiga el mundo ni le suceda nada al país”.
Y es este milagro el que muchísimos rusos quisieran consolidar, dejar de ser un país sombrío y ajeno al resto del mundo, como el que se pretendió publicitar durante el siglo pasado con la “guerra fría”, cuando tiene enormes valores culturales, un pasado histórico fascinante y una tierra habitada por un pueblo que deja su recuerdo indeleble para siempre.
The post Vladimir Putin celebró el éxito de la Copa FIFA / Rusia 2018. appeared first on Almomento.Mx.
Powered by WPeMatico