Luis Alberto García / Moscú
*El clamor popular no pedía, sino exigía un delantero como él.
*Superó como cañonero a Messi, Lewandowski, Cavani y Salah.
*“Botín de Oro”, a pesar de la eliminación por los belgas.
*Sin pedir permiso, ocupó el sitio que Wayne Rooney dejó vacante.
Nacido en julio de 1993 en la capital de su país, Harry “Hurricane” Kane ganó gran cartel como el mejor centro delantero de Inglaterra, un número 9, que, sin más, rompió con una maldición: el conjunto que dirigió Gareth Southgate en la Copa FIFA / Rusia 2018 llegó a cuartos de final al superar a Colombia en penales, y dejar atrás tres mediocres eliminaciones en Campeonatos Mundiales y en tres Eurocopas.
En el juego contra Colombia, dirigida por José Ernesto Pekerman, Harry marcó uno de los tantos que condujeron a la victoria, luego de ser bicampeón artillero de su isla, con un 2017 de ensueño en el que, su capacidad de definición, fue superior a la de Leonel Messi, Robert Lewandowski, Edinson Cavani y Mohamed Salah.
Fue un mérito que lo llevó a hacer uso de su reserva de pólvora a favor de un equipo impedido de ser monarca mundial desde 1966, sin que los estadígrafos dejaran de apuntar que, el año anterior al evento mundialista, no hubo poder para hacer goles más devastador en las ligas europeas, que el de “Hurricane”, con 56 tantos.
Con esos dígitos, Kane se perfiló para ser quien superara a los artilleros mencionados, participantes todos –con distinta fortuna- en Rusia 2018-, cuando el jugador londinense dedicó la primera de sus anotaciones, a Panamá, a Terry Sheringham, su héroe del Tottenham en la década de 1990, como lo recordó Alex Inglethorpe, entrenador de las fuerzas básicas de los Spurs.
Llegó al primer equipo en 2010, gordito, medio torpe; pero con un potencial enorme, aunque sin posibilidad alguna de que, a futuro, pudiera ser comparado a Gareth Bale o Robbie Keane, verdaderos monstruos del área que, como el galés, tranferido al Real Madrid por una cifra multi- multi millonaria, dejó su sello en el cuadro celeste de Londres.
Transitó en préstamo por otros clubes: “No diré nombres, pero hubo quienes deseaban deshacerse de él”, confía Tim Sheerwood, quien lo hizo debutar en la Premier League en 2012, en espera de la temporada 2014, cuando llegó el entrenador argentino Mauricio Pochettino para explotar sus mortíferas cualidades.
La paciencia fue entonces uno de los mayores atributos de Harry Kane, al esperar turno como suplente de Roberto Soldado y Emmanuel Adebayor; pero, como al final ocurrió, con posibilidades de actuar como titular en la Cup League, la Football Association Cup y la Europe League, hasta que, en noviembre de 2014, consiguió ser alineado como titular –jugando el encuentro completo- contra el Hull City.
“Hurricane” se ríe cuando cuenta que, contra su costumbre, hizo el único gol del partido con la izquierda –es diestro-; pero usando su inteligencia para medir los tiempos y saber asociarse con los medio campistas y, de ser necesario, aplicarse defensivamente por los laterales o en la posición de central.
En tres años acaparó la tutularidad, los goles se acumularon por montones, se lució en los clásicos londinenses ante Arsenal y Chelsea y, como premio, fue reconocido dos veces consecutivas –en enero y febrero de 2015- como Jugador del Mes: “Lo mejor es que conserva intacta su aura de artillero implacable”, dijo Jamie Carragher, otro ídolo de la infancia de Harry.
Debido a su explosividad, el romperredes –a quien Southgate ya había puesto encima su mirada aquilina para 2018, su valor subió de tres a quince millones de dólares al marcar en aquella temporada 31 goles en 51 partidos oficiales, llamando la atención de Ronald Koeman.
El director técnico holandés –que tomó a la ex Naranja Mecánica luego de ser eliminada a fines de 2015, negada para ir a Rusia- también se soprendió: “Kane no solamente usa la cabeza para pensar, sino para hacer goles, y esa es otra forma de llegar lejos”, dijo el reconocido ex futbolista.
Desde la aparición de Wayne Rooney en 2002 procedente del Everton –que, a falta de dinero, le sobran aficionados, entre ellos John Lennon, el primer Beatle del mundo, asesinado en Nueva York en 8 de diciembre de 1980- ningún otro atacante juvenil había despertado tanto entusiasmo con su convocatoria a la selección en marzo de 2015, reconocimiento a sus más recientes y más que satisfactorias actuaciones.
“No hay que voltear para otro lado –rezongó Norbert “Nobby” Stiles-, su convocatoria fue una respuesta al clamor popular no que pedía, sino que exigía un gran delantero para una selección necesitada de una estrella de clase mundial, como las de antes, y pienso en Geoffrey Hurst o Bobby Charlton”.
Famoso por su ferocidad perruna como defensa del equipo campeón del mundo de 1966, quien perdió los dientes en un choque contra Uwe Seeler en la final ganada (4-2) a Alemania del 31 de julio de ese año en Wembley, más desleguado que un perico de arrabal en sus reclamos a los contarios y a los árbitros, Stiles concluyó: “Kane es material de exportación, la nueva estrella del futbol nacional e internacional”.
Y como las cifras también hablan, hasta antes del Campeonato mundial de Rusia –algunos realizados en la eliminatoria europea- Harry Kane anotó doce goles, repartidos en 2017 entre Francia,Malta, Lituania, San Marino, Suiza, Alemania, Turquía Escocia y Eslovenia, nueve de sus “clientes” oficiales.
Hubo media docena de amistosos entre noviembre de 2017 y junio de 2018, enfrentando a Costa Rica, Nigeria, Italia, Holanda, Alemania, Brasil y Alemania con escasez de goles; pero esos conjuntos al menos recibieron seis de los ingleses, dos anotados por “Hurricane” Kane, siempre depredador.
Su numeralia siguió en aumento hasta que, el 14 de julio de 2018, hubo que enfrentar a Bélgica en el juego por el tercer lugar en San Petersburgo, la hermosísima ciudad fundada por Pedro el Grande en los linderos del Círculo Polar Ártico.
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