El sorpresivo regreso de Hugo Chávez a Venezuela.
Resulta paradójico que el mismo día en que se celebra en los Estados Unidos, a los Presidentes, el comandante regresara en el mayor sigilo a su patria.
No cabe calificarse de maquinación, sino de una mera coincidencia. Presumir tal acción resulta absurdo, ¿a quién beneficiaría?
Conocemos de sobra la retórica de Chávez en contra del imperialismo y de su mayor actor Los Estados Unidos de Norteamérica, al que le vende cuatro millones de barriles de petróleo diarios
¿Entonces? Fanfarronería al fin… La necesidad de un enemigo ficticio para justificar la estancia en el poder.
Lo curioso del caso es sencillamente la coincidencia de la fecha. Derivarse de una estrategia de “él”, en su crítica situación de salud, o de su equipo, o, en particular, de los hermanos Castro, podría tener dividendos políticos en la inevitable sucesión en Venezuela.
La cuestión es: ¿Quién o quiénes, en Venezuela están al tanto de la celebración del día de los presidentes en Los Estados Unidos? De seguro, un puñado de venezolanos.
De acuerdo a oncólogos como el Doctor Castro de Colombia, y otros más, la enfermedad de Hugo Chávez es irreversible.
La llegada del convaleciente, después de 72 días en Cuba, ameritaba la cobertura de todos los medios del país. Fanfarrias, bailables, camisetas rojas, cientos de simpatizadores, sin embargo, nada. Solo conocieron del aterrizaje del avión presidencial quienes volaban en este, la torre de control, más el cuerpo de militares que acompañó, a Chávez, al hospital militar caraqueño. Tanto sigilo genera más intriga.
La nota oficial del arribo se dio dos horas después (¿?) Un par de medios presentan una fotografía del comandante, bajando de la nave presidencial, por su propio pie. Horas mas tarde, reculan, para confirmar se trata de una foto de archivo.
Cuando la transparencia de los sucesos es inexistente, genera una bruma de interrogantes.
Hugo Chávez, regresó a su patria, al hospital militar a esperar el desenlace de la enfermedad que lo aqueja. No para prestar juramento como presidente de su tercer mandato, sino para ganar tiempo, aflojar la especulación, desinflar a la oposición, fortalecer la transición de su partido y su legado, y él, pasar a la historia como el paladín del cambio social, del sueño Bolivariano.
La prematura muerte de Eva Perón, fortaleció al Peronismo, cerró filas entre los ciudadanos, la lloraron hasta el cansancio, mientras la realidad de Argentina, la corrupción del gobierno, el abuso de lo militares, se desfiguraba en un carnaval de sentimentalismos.