• Adiós a la “sana distancia”
• El fin: “trasformar a México”
Este domingo 3 de marzo en la XXI Asamblea Nacional del PRI, el presidente Enrique Peña Nieto tomó la brida del caballo de la “Revolución” olvidada.
Aquella “sana distancia” entre la nomenclatura partidista y la jefatura del poder ejecutivo quedó archivada en el basurero de la historia. Pero se reanimó la marca de la “aplanadora”, del “partidazo”, el que sacó de Los Pinos al PAN, partido que desilusionó a los electores que lo llevaron al poder hace 12 años.
Una historia que puede prolongarse en el tiempo, siempre y cuando los gobernantes y dirigentes priístas hagan realidad la “Revolución y Justicia Social” olvidadas, que por no hacerlo perdieron La Silla hace12 años.
El propio presidente del partido en el gobierno, César Camacho Quiroz, lo puso en claro durante la clausura de la asamblea celebrada en el Centro de convenciones Banamex, en Lomas de Sotelo: “Sirviendo a todos por igual, por mandato de la ley y convicción ética, Enrique Peña Nieto reivindica su derecho político a militar.
“Por eso, su partido le ofrece respeto y respaldo. Respeto no sólo a su investidura, sino al comportamiento vertical de su gobierno; respeto por su determinación; y a su determinación de someterse permanentemente al escrutinio y ajustarse a los límites del poder.”
Pero los priístas se metieron en un fangoso terreno con el pretexto de darle margen a la administración de Peña Nieto para captar recursos y solventar los gastos de su programa de gobierno.
Con todo, aunque los asambleístas, siguiendo la línea de la dirigencia, eliminaron los candados que los documentos básicos imponían para no establecer el IVA a alimentos y medicamentos, ni el presidente de la república ni las bancadas priístas en el Congreso deberán darle luz verde a esa iniciativa que atentaría contra la economía de amplios sectores de los trabajadores, y chocaría con el espíritu de la Cruzada Nacional contra el Hambre y del programa todo del gobierno inaugurado el primero de diciembre de 2012.
Alimentos y medicamentos son, no necesarios sino indispensables y, si se cargara con esa pesada carga a los trabajadores, se atentaría contra el bienestar que se busca con el resto de los programas para reactivar la economía nacional, generar los empleos suficientes, abatir el hambre, la insalubridad, mejorar la salud, la educación y luchar contra la pobreza de más de 52 millones de personas.
El gobierno de Peña Nieto tendría que fijas los ojos en las grandes corporaciones empresariales que evaden y eluden el pago de multimillonarios impuestos y derechos, en vez de poner sobre el lomo de los trabajadores la carga del IVA a alimentos y medicamentos.
Cuando menos 5,000 fieles partidarios recibieron al mandatario como el jefe nato del partido y presenciaron el ritual con el que los oficiantes dieron vida al “Nuevo PRI”, que retornó al poder presidencial en México, después de 12 años de haberlo perdido ante el cansancio de los electores que ahora, desilusionados de la transición del año 2000, voltearon sus ojos al PRI para reinstalarlo en La Silla. Y darle una nueva oportunidad de crear las condiciones para que millones de mexicanos accedan a satisfactorios niveles de vida.
Alrededor de las 13 horas, los 4.500 delegados a la Asamblea abandonaron el amplísimo salón de la clausura para retornar a sus lugares de origen en todo el país. Y desde ese momento, el gobierno de Peña Nieto quedó en total libertad para hacer y deshacer en su intento de “transformar a México” como reza su lema del momento…
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