- El asunto no es de fácil solución, pronto veremos si las voces de AMLO que claman a la ley y a la razón de los prelados, no quedan en pura faramalla, como quedaron la reforma del Estado y la IV República, que -como van las cosas- carecen de espacio en el regreso de la presidencia imperial que se diseñó
Gregorio Ortega Molina
Para revertir la pérdida de credibilidad del discurso político, a quienes se sirven de él les ha dado por distorsionar el significado real de las palabras, tratar de reinventar el concepto, para que los corderos que los escuchan en silencio pierdan el miedo, aunque sean pastoreados al matadero.
Ahora AMLO, a quien nunca se le cansa el ganso, le da por avisar que va tras la “asistencia por una muerte digna”, sin siquiera detenerse a pensar que en ningún momento fallecer ocurre con dignidad y sin temor, de allí que la eutanasia esté sancionada por el catolicismo y desautorizada por la mayoría de las legislaciones penales. Asistir el bien morir, ¿se puede?
Es un tema al que le doy vuelta hace años, incluso con el uso de la palabra adecuada, porque no hay eufemismo capaz de sustituir “eutanasia”. Job, en el culmen del dolor y los linderos de la desesperanza, clama a Dios por la liberación del cuerpo:
Mi aliento se agota, mis días se apagan
sólo me queda el cementerio.
¿No estoy a merced de las burlas,
y con amarguras pasan mis ojos las noches?
Coloca, pues, mi fianza junto a ti,
¿quién si no querrá chocar mi mano?
El creyente, el hombre de fe adquiere, por Gracia y por amor, la certeza de que puede bien morir y, sin embargo, flaquea, porque ningún reportero o investigador o científico nos ha compartido lo que hay después, sólo Dios y a unos cuantos.
Hans Küng y Walter Jens lo saben bien. Conceptuaron y concluyeron el ensayo: Morir con dignidad.- Un alegato a favor de la responsabilidad. Allí nos enteran de que convocan a los prelados, o los integrantes de la Comisión de la Fe, para que impulsen “una ética que procure ser fiel a la Escritura y a la época, en vista de esta situación completamente nueva, ha de repensar su posición respecto al control de la natalidad y también en la eutanasia, y esforzarse por hallar una vía responsable también para la última fase de la vida humana”.
El asunto no es de fácil solución, pronto veremos si las voces de AMLO que claman a la ley y a la razón de los prelados, no quedan en pura faramalla, como quedaron la reforma del Estado y la IV República, que -como van las cosas- carecen de espacio en el regreso de la presidencia imperial que se diseñó.
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@OrtegaGregorio