Francisco Gómez Maza
• Los migrantes centroamericanos entre la pobreza y la represión
• México, entre la espada y la pared, no puede ponerse al tú por tú
Este martes 10 de septiembre, el canciller Marcelo Ebrard viajó a la capital de los Estados Unidos – Washington, D. C. -para reunirse con los representantes del presidente Trump, y dar cuenta del trabajo de contención de migrantes en su frontera con Guatemala a fin de evitar que lleguen a molestar a los gringuitos en las diferentes puertas hacia el territorio imperial.
El vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, recibió en la Casa Blanca al canciller representante del presidente Andrés Manuel López Obrador, junto con la delegación mexicana, El propósito del encuentro ha sido negociar la imposición de aranceles por parte del gobierno de Donald Trump a productos mexicanos. De acuerdo con la cancillería, en la reunión ha estado presente Mike Pompeo, secretario de Estado, con quienes México busca revertir las tarifas arancelarias.
Y es que los estadunidenses no están satisfechos con lo que el gobierno de México ha hecho para contener los flujos migratorios provenientes de Centroamérica, no obstante que, asumiendo el papel de Border Patrol, los mexicanos lograron bajar en un tiempo récord en casi un 60 por ciento el flujo de migrantes, gracias a la Guardia Nacional y a la policía federal desplegadas en la frontera sureste mexicana, que se portan con dureza en contra de quienes quieren quedarse en México para continuar su migración hacia la frontera norte.
Ningún mexicano bien nacido ha visto con buenos ojos el papel que ha asumido el gobierno de López Obrador frente a las migraciones. Prácticamente dobló la cerviz ante las presiones de Donald Trump, quien amenaza que si México no hace su trabajo de contención de las migraciones centroamericana será castigado con la imposición de aranceles a todos los productos mexicanos que se venden en los mercados estadounidenses.
Arrinconado contra un muro inexistente por las presiones de Trump, al gobierno mexicano prácticamente no le quedó otra alternativa que ponerse al servicio de su vecino distante. Como que México, qué vergüenza, sí es el traspatio de los estadounidenses a quienes hay que obedecer sin chistar. Y en esa tarea, México lleva el riesgo de ponerse en contra de si mismo, sobre todo en la violación de los derechos humanos de los migrantes que intentan entrar por las garitas del sureste.
Ante esta situación la Alta Comisionada del Consejo de Defensa de los Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas, la expresidente chilena Michelle Bachelet, advirtió que las políticas implementadas para contener a las personas migrantes, puestas en práctica por los gobiernos de Estados Unidos, México y Centroamérica aumentan el riesgo de violaciones a derechos humanos, especialmente de niños y niñas migrantes a la fuerza, que vienen huyendo de la pobreza y la violencia de las organizaciones criminales.
La Alta Comisionada puntualizó que lo que más le alarma es que niños continúen en centros de detención en Estados Unidos y México, ya que ello contraviene principios fundamentales del derecho internacional, y señaló que nada justifica el trauma tan profundo que supone para las y los niños la separación de las familias. Bachelet pronunció un discurso de apertura de la 42a sesión del Consejo de Derechos Humanos, en Ginebra.
La funcionaria señaló que es un retroceso el viraje en la gestión regional de la migración, y cuestionó la legalidad del Protocolo de Protección de Migrantes, la política unilateral de EU que establece que los solicitantes de asilo deben esperar en México a que una Corte estadounidense decida si su petición procede. “Los acuerdos para devolver personas a estos u otros países no pueden considerarse legales si no se respetan los derechos humanos internacionales y el derecho de los refugiados”, sostuvo Bachelet.
“Las políticas y prácticas que tienen como objetivo evitar físicamente que los migrantes lleguen al Estado de destino son, simplemente, retrasos. Ni ellos ni las llamadas políticas de ‘tolerancia cero’ detendrán las fuerzas que impulsan a las personas a irse”, sostuvo. Resaltó que estas políticas sólo presionan a las familias desesperadas para que tomen rutas más riesgosas, donde puedan estar expuestas a violencia física, la trata de personas, violencia sexual y otros delitos.
Pero el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, advirtió que, frente a las presiones de Estados Unidos, México no aceptará ningún acuerdo para ser Tercer País Seguro. Sueña, Ebrard. Los gringos tienen agarrado a López Obrador y le han hecho manita de puerco. Si no rinde más. Ellos no están satisfechos con lo que el gobierno mexicano ha logrado en reducir el número de migrantes que pretenden entrar en Estados Unidos. Y si no lo logran, indudablemente que tendrán que pagar altos aranceles por los productos que exportan a los mercados estadounidense. Voy creyendo que los mexicanos encargados del comercio exterior son incapaces de diversificar los mercados de destino de los bienes y servicios mexicanos.
Y qué pasaría realmente si México se pusiera con Trump y no aceptara ser tercer país seguro y Bush decidiera imponer aranceles. Este escribidor cree que quienes saldrían más afectados serían los consumidores de Estados Unidos que prefieren adquirir productos mexicanos, pues son mejores que los que se hacen y fabrican en Estados Unidos, además que los que lograran enviarse a los mercados del vecino país obviamente que se encarecerían para atemperar los impactos de los impuestos arancelarios.