• Combate “transversal” al crimen
• ¿Y los criminales de cuello blanco?
La apuesta del presidente Enrique Peña Nieto es la prevención como táctica suprema para combatir la delincuencia de todo calibre, incluida por supuesto la organizada y las bandas de narcotraficantes. El propósito es bonito. Pero… del dicho al hecho… Con discursos, palabra de honor, que no se logrará ni prevenir, ni menos castigar a los criminales de toda ralea que asuelan ciudades y campos mexicanos. A esos criminales que se hacen desde abajo, desde los campos abandonados, desde el desempleo y la desesperación.
Mas, hay criminales ricos, de cuello blanco, poderosos, de cuna de pañales de seda, incrustados en el aparato gubernamental y en el sistema financiero y bancario, y de ellos no se habla de transversalizarlos. Son más peligrosos que los sicarios que andan suelto con un arma de asalto en las manos.
¿Pensaban en esos criminales de casimir inglés los subsecretarios del supersecretario de Gobernación (Miguel Ángel Osorio Chong), el tamaulipeco Felipe Solís Acero, de Enlace Legislativo, y el chilango, Roberto Campa Cifrián, de Prevención y Participación Ciudadana, cuando advirtieron que hay que prevenir antes de lamentar. Y que en la tarea tienen que cooperar todas las secretarías de Estado porque el problema de la criminalidad no es sólo policiaco y menos de barandilla.
Ambos subsecretarios de “transversalizaron”, este miércoles en el Palacio de Minería en el foro para la elaboración del Plan Nacional de Desarrollo 2013-2018, en su vertiente de “Prevención Social de la Violencia y la Delincuencia”. Ambos dos desplegaron su mejor oratoria peñanietista para convencer al respetable de que Gobierno y sociedad son fundamentales para garantizar políticas públicas sólidas a partir de acuerdos “para transformar a México”.
Y tanto Solís Acero como Campa Cifrián insistieron en que uno de los aspectos más relevantes (para combatir la criminalidad y lograr la paz) es la prevención social de la violencia. Pero el tema matriz es “la transversabilidad y la corresponsabilidad”, dos modernidades lingüísticas que se han inventado los sociólogos para decir, en otras palabras, que, en un gobierno eficiente, los temas comunes, como los factores sociales de riesgo, que generan conductas violentas, no pueden ser atendidos por separado, en estancos individualizados, sino por cada una de las dependencias federales, en un programa que los comprometa y unifique las acciones de manera colectiva.”
O sea: atacar la delincuencia, no la de cuello blanco, por sus causas, sus orígenes. Por ello, de acuerdo con la filosofía del actual gobierno, en el Programa de Prevención convergen los esfuerzos de nueve Secretarías de Estado, en una Comisión Intersecretarial que tiene como propósito la reconstrucción de la cohesión social en las zonas del país que así lo requieran. Y aquí, dice el discurso gubernamental, entra “el compromiso de la sociedad”. Más. Quién es el gobierno y quién es la sociedad, Sei qui lo sai? Y quienes son los criminales. ¿Los que salen de las barriadas, de la pobreza, de la desesperación? ¿Los que gobiernan para enriquecerse, los que dirigen bancos, casas de cambio, los mercados bursátiles, para esquilmar a inversionistas bisoños?
Buen discurso. No se duda de que esté construido por la buena voluntad por el mero deseo no sólo de garantizar la permanencia del PRI en al poder, sino de resolver los graves disturbios de violencia y muerte que han asolado a México en los últimos seis años. Ah, el blanqueo de dinero sucio… Y entendiendo a la “sociedad” como un conjunto de individuos, organizados en organizaciones sociales, vaya que su participación no sólo sería bienvenida.
Con todo, en el trecho de cuatro meses y cachito, se ha hablado mucho de la participación de “la sociedad”. Pero hay ejemplos de que tales palabras no han concordado con los hechos. El paradigma es el Pacto por México…
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