Estos días parecen buscados de propósito para que los conocimientos de Wilson más que de actualidad sea de obligada enseñanza ante el cretinismo institucional al que se nos convoca por quienes han montado el tinglado de la impunidad, revestido de defensa del principio de gobernabilidad, de defensa de la indeclinable autoridad del Estado, de defensa de ciertos intereses del neoliberalismo disfrazados de patrios.
“La base firme del Gobierno es la justicia, no la piedad”. Ésta afirmación de Wilson coincide en substancia con lo expuesto por Don Manuel De Azaña contenida en el valioso artículo publicado en “Plumas y Palabras” y titulado , cuando bien expresó “un pueblo no puede estar sin justicia”.
En plena campaña electoral, el Sr. Andrés Manuel López Obrador espetó en forma tajante, “Las cosas en México ya no serán como antes, acabaremos con toda forma de impunidad, nada habrá por encima de la ley”.
Sería aplaudible para chairos y fifís la sentencia de tan firmes tintes espectaculares y electorales, si no contáramos con la experiencia de un año y meses de gobierno, de que la afirmación política de éste corte, no deviene en la realidad fáctica más que en actos simbólicos a tratar de atenuar la necesidad de México de que se haga justicia, si el eufemismo del combate cierto a la impunidad.
Somos millones en ésta sagrada tierra de libertades que queremos preguntar en simple contexto: ¿Porqué hasta ésta fecha no se ha investigado, conforme a estricto derecho, la corrupción del neoliberalismo?, ¿Porqué no se ha encarcelado al responsable de la narcopolítica en la República?.
¿No será éste un caso típico de impunidad, por tratarse de un Exprocurador General de la República, y porqué en el supuesto de ser encarcelado, se demeritaría el prestigio –ya nulo por cierto- de nuestra garante de la sociedad?
Ojalá las palabras presidenciales, si desean ser creídas, provoquen la acción persecutoria de la Representación Social Federal, rompiendo el statu quo en que se encuentra, para proceder contra quién por encima de la ley está a salvo, mientras que en la Corte Federal que juzga al Chapo Guzmán en New York su nombre se menciona día a día.
Si el Primer Magistrado de la Nación Andrés Manuel López Obrador resulta ser congruente con sus palabras, debe ordenar IPSO FACTO a su Fiscal General que se desempolve el “caso Tlalixcoyan”. Dicho asunto resulta ser, hoy en día, el más escandaloso caso de impunidad que padecemos.
El caso del Chapo Guzmán, no es igual al de Ignacio Morales Lechuga, pero resulta igualmente substancial que se haga justicia en éste como en aquél, que se respete nuestra violada Constitución, sería saludable para nuestra Patria que se comenzara a romper con el concepto de impunidad.
México espera confiado: En que ésta decisión política se sostenga en los hechos, de no ser así, las palabras pronunciadas por Andrés Manuel se habrán diluido en uno más de los arquetipos de la esperanza fallida.
Lic. Alberto Woolrich Ortíz.
Presidente de la Academia de Derecho Penal del Colegio de Abogados de México, A.C..