FRANCISCO RODRÍGUEZ
Más solo que el Judas de Iztapalapa, convertido en el ratoncito del parto de los montes –el que resultaba del fallido augurio del nacimiento de titanes–, la aparición del hombrecillo en el escenario masiosaresco escogido para mostrar toda su debilidad ante la emergencia nacional, es de auténtica conmiseración, de lástima por su futuro y de la desgracia de un país.
Las personas en sus cabales no logran describir este ridículo. Tampoco los analistas y financieros del exterior. En eso es en lo único que lo no estamos solos. El hombrecillo se llevó entre las patas lo que quedaba de dignidad, de asombro, de equipito de gobierno, de planes fallidos, de esperanza, de ruinas provocadas.
Quedó la rigurosa verdad de una desesperación maquinada. De un crimen alevoso, ejecutado en dieciséis meses que parecen décadas de destrucción. La absoluta seguridad no sólo de un sexenio perdido, sino de una historia general que ha pasado a cuchilla en las manos de absurdos, descocados e ignorantes.
Un país en ruinas que tardará décadas, si es que acaso se puede, en levantarse sobre el pasado inmediato. Que no tendrá bases para poder intentar su retorno. Que ha quedado sin oxígeno posible para escoger su camino. Que se le acabó cualquier posibilidad de encontrar su lugar en el planeta, pues así no pertenece a ningún mundo.
Vencido antes de la pelea
Ahogado en el retintín y en las zarandajas de la lucha contra los molinos de viento de la corrupción, en las mentiras de los guardaditos para hacer frente a las crisis, en las complicidades con la delincuencia organizada, en las fantasías de enarbolar banderas por la justicia, el régimen ha sido vencido antes de la pelea inminente.
Velando armas contra la insensatez, en la búsqueda de una gloria personal que jamás llegará, en medio de una batalla para la que no tiene ni dinero ni ideas, la desgraciada Corta Transformación ha naufragado, porque la Silla le quedó demasiado grande al gesticulador.
Porque el impostor prefiere regodearse en los patios históricos frente a sí mismo, aunque gesticule, arengue, vitoree a públicos inexistentes, a televidentes que lo repudian, a colectivos que cada vez que abre la boca se sienten agraviados en lo profundo de su cariño por México, en la certeza de que se ha fracasado.
Y todavía tiene el cuajo de prometer dos millones de empleos en nueve meses. La población sabe que se refiere a subsidios y a moches en descampado. Lo cierto es que se perderán millones de empleos por no haber acudido al apoyo a la planta productiva de pymes, de empresas quebradas y de ayudas solidarias.
Sólo sus chicharrones truenan
Lo cierto es que no se anunció un solo plan de reactivación económica ni algo parecido a otro contra la emergencia sanitaria. Ni una idea para detener el golpe a través de políticas fiscales. Dando la espalda al mundo civilizado, el hombrecillo optó por considerar que sus chicharrones y espejismos son los que truenan, los que valen.
Lo cierto es que los guardaditos presumidos desde hace un año, simple y sencillamente no existen, sólo en su cabeza enfebrecida por la ambición. Y se desprende también que no existe la posibilidad de acudir a la ayuda de los préstamos extranjeros por aquello de crea fama y échate a dormir. Lo cierto es que no hay un solo acuerdo consensuado con la planta productiva ni con los generadores de empleos.
Lo cierto es que al hombrecillo ya nadie le hace caso. Nadie quiere exponerse a la falta de palabra y a las venganzas desde las mañaneras, desde la utilización del poder para combatir a los conservadores y a los fifís, a los neoliberales y a todo el mundo conocido.
Lo atrofia su dislexia política
Lo cierto es que estamos solos ante una amenaza secular, ante una hecatombe que no tiene comparación posible con ninguna etapa de nuestra historia. Lo cierto es que estamos en manos de descerebrados y de incapaces e indolentes sin registro. A los pocos minutos, se derrumba el peso y se intensifica la fuga de dólares del país.
Lo cierto es que la dislexia política es una atrofia que afecta directamente la dificultad con el lenguaje, el entendimiento, el razonamiento, la escritura, la ortografía y la lectura de los mínimos textos que preparan a próceres ignaros los bien pagados asesores o los sentimientos vengativos de los chairos en picota.
Lo cierto es que la dislexia direccional arrasa parejo con todos aquéllos que voluntariamente se resisten a distinguir entre lo positivo y lo negativo, lo profundo y lo superficial, la diferencia entre la izquierda trasnochada y la derecha recalcitrante.
Lo que prevalece es su soberbia
Los chairos y sus proto hombres nos han avergonzado en todos los ámbitos, no sólo en los internacionales, sino en la realidad cotidiana donde nos hunden todavía más en todos los despropósitos, la parálisis, la sumisión, la corrupción galopante y el entreguismo inocuo.
Lo cierto es que la dislexia política es producto de la misma claque que ha entorpecido la solución de las necesidades elementales del pueblo. La que ha hecho prevalecer la soberbia, mientras posterga la sensibilidad social.
México ha sido devastado por una clase política voraz e ignorante que sólo ha respondido a los dictados de un incapaz. Y luego se indignan porque alguien se los echa en cara. La dislexia política es una falta de coraje con nulo respeto a una historia rica en ejemplos heroicos y libertarios. Es una caricatura de lo sensato.
Desconoce el tamaño de la Patria
En la hora cumbre de la patria, cuando se anunciaba el parto de los montes, éstos han parido un ratoncito medroso, cobarde y ambicioso. Cuando todos esperaban los grandes remedios, las grandes decisiones, ha vuelto a aparecer el retintín de cualquier “mañanera” de mal guiso.
Alguien que desconoce el alcance de la unidad, el tamaño de la Patria, el símbolo de la libertad y de la igualdad. Alguien que se cree superior a cualquiera y que ha demostrado estar en el abismo de la injusticia, en el páramo del pensamiento que considera que todos debemos ser pobres e infelices, para que su dictadura florezca.
Alguien que está absolutamente incapacitado para seguir mandando. A menos que queramos que, ahora sí, en serio, nos cargue el payaso.
¿No cree usted?
Índice Flamígero: Ni modo de no coincidir con el presidente del sindicato patronal, Gustavo de Hoyos Walther, quien twitteó el domingo inmediatamente después de que el Caudillo terminara de hablar en Palacio Nacional: “En el informe de @lopezobrador_ no se anunció ninguna medida relevante para afrontar la crisis económica del #COVID19. En plena emergencia, leyó una pieza de divulgación ideológica, embistiendo fantasmas del pasado y abandonando su deber como Jefe de Estado para unir a la Nación.” + + + Y la “mañanera” de ayer fue de repetición instantánea. El Caudillo reafirmó su mensaje de la tarde anterior: el plan de reactivación económica no incluye a las empresas medianas ni pequeñas así como tampoco a profesionistas y clase media. Aseguró que su modelo se basa en 22 millones de beneficiarios de los programas sociales, 2 millones de nuevos empleos y 2 millones 100 mil créditos para la vivienda y micro empresarios. Ante las críticas de las voces de los empresarios y algunos miembros de la sociedad organizada, rompió la tregua, volvió a la polarización y los adjetivó acusándolos de querer reactivar la corrupción y de ser conservadores y neoliberales. Resaltó el plan de austeridad: reduce salarios para altos funcionarios y suspende el aguinaldo a partir de subdirectores. Sobre el coronavirus, dijo que hasta el momento no existe un desbordamiento de casos en los hospitales y apuesta porque los contagios se realicen controladamente. Menciona que el CONACyT elabora un ventilador para los enfermos y anunció que se pediría apoyo a los médicos cubanos en caso de crisis. En otros temas, celebró que con la depreciación del peso los migrantes obtengan mayores ganancias al enviar su dinero y reconoce que la inseguridad aumentó en marzo evitando hablar de feminicidios. Finalmente, desmintió que vaya a haber cambios en su gabinete.
https://indicepolitico.com / indicepolitico@gmail.com / @IndicePolitico / @pacorodriguez