Norma Meraz
En todos los edificios antiguos han habitado infinidad de personas que han dejado ahí sus energías abandonadas.
Pues en este Palacio al que me refiero hay unos fantasmitas que se divierten dejando papelitos aquí y papelitos por allá, para “el descontrol del enemigo”.
Y fue precisamente al Presidente Andrés Manuel López Obrador al que le dejaron un papelito al parecer apócrifo, pues no se supo por donde llegó, ni quien lo hizo, ni a través de quien se lo hicieron llegar para ponerle un pequeño calambre.
Dicho documento contiene un llamado al habitante del Palacio Nacional por parte de una larga lista de firmantes que se auto nombran Bloque Opositor Amplio, BOA, que dizque lo ataca. La abultada lista de –al parecer– firmantes, entre ellos escritores, periodistas, académicos, intelectuales y otros, que de inmediato se desmarcaron de tal panfleto.
Y señalo que el papelito que apareció en el escritorio del Ejecutivo no es otra cosa que una mala o pésima idea de quienes le hablan al oído, aconsejándole que haga este tipo de numeritos infantiles que auto demeritan su investidura presidencial.
Lo grave de este evento ridículo es que se haga público un papel “que no se sabe cómo le llegó al Presidente”.
Un Jefe de Estado que se respete no ocupa el púlpito de Palacio Nacional para dedicarle tiempo a esto que lo denigra.
Corren tiempos de crisis inéditas en la historia de México y del mundo, como la pandemia sanitaria, la crisis económica y la crisis social que reclaman atención de tiempo completo de quienes tienen la responsabilidad de gobernar un país y no andar inventando viajes para hacer campaña electoral.
¿Qué para el Jefe del Ejecutivo no cuentan los 12 millones de desempleados, los 15 mil muertos por Covid-19, la caída del 90% de la actividad turística, 90% menos de la fabricación automotriz, la demanda de medicamentos oncológicos para infantes y mujeres? ¿La carencia de equipo adecuado y de calidad para el personal médico que atiende a los enfermos de coronavirus y que por falta de eso, ya han muerto más de una docena, entre doctores, enfermeras, camilleros y afanadores?
¿Los fantasmas de Palacio no son más que los desvelos del Presidente que ve tambalearse su proyecto de gobierno y la fortaleza política de su Movimiento de Regeneración Nacional?
MORENA es hoy, una zona de desastre.
La aparición grotesca de ese papelito del BOA ¿no será acaso una llamada de atención de López Obrador a sus propios morenistas para que se pongan las pilas?
Era de esperarse los jaloneos dentro de MORENA. El entonces candidato López Obrador fue aceptando en su campaña desertores de todos los partidos y corrientes políticas. Claro a la hora de la repartición de puestos, en el 2018, no cupieron, pero sobre todo ahora que se aproximan las elecciones más numerosas de nuestra historia en el 2021 –porque se elegirán gobernadores, diputados federales, diputados locales, alrededor de dos mil alcaldes– pues todos reclaman un buen espacio político.
La oligarquía morenista se está alebrestando y el Presidente quiere hacer un llamado a filas al asumir que “la transformación soy yo”.
Es de llamar la atención que un político que luchó casi 18 años para llegar a la Presidencia de la Republica, auto llamado humilde y sencillo, arengándolos en su discurso que “primero los pobres”, haya elegido instalarse a vivir nada menos que en Palacio Nacional y se dirija al país, desperdiciando esa tribuna, cada día con la misma cantaleta en la que la culpa de todo la tienen “sus adversarios, conservadores, derechistas y corruptos que, dice, le faltan al respeto a su investidura presidencial, cuando es él quien no respeta a los mexicanos que disienten de él.
Que simplemente cataloga a quienes habitamos en este triste país como los que están a su favor y los que están en su contra!
¡Qué afirmación tan lejana de la arena de la democracia!
¡Si el narcisismo fuera pecado, muchos estarían camino al infierno!
Y como dirían las abuelitas: ”que Dios nos libre de un rebrote de virus”, porque si ahora que estamos en el pico más alto del contagio al Presidente López Obrador “ya le anda” por andar de viaje, dar banderazos, se ocupa de empezar a acomodar sus fichas para las elecciones del próximo año, en lugar de atender los problemas de fondo de los mexicanos .
¿Será que la pandemia le está zarandeando su proyecto de gobierno?
Los niveles de violencia no bajan, la criminalidad avanza. ¿Quién vigila, atiende y asegura el respeto a los derechos humanos de los miles de víctimas de asesinatos, desapariciones, violaciones y otros?
La Presidenta de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, Rosario Piedra Ibarra, ¡ni sus luces!, pero eso sí, ahora ha propuesto cambiar la figura jurídica de la CNDH para dar lugar a una “Procuraduría de los pobres”.
¡Háganme ustedes el favor!
¡Mejor que ya se calmen los fantasmas de Palacio!
¡Digamos la Verdad!