* Dejemos de preocuparnos, la lana alcanza para todo y para todos, es la pura vida, la completa felicidad. El señor AMLO proveerá
Gregorio Ortega Molina
Los mexicanos hemos de mostrarnos agradecidos por la suerte de contar, durante estos tiempos de crisis y azoro por lo que ocurre en el mundo, con un predicador de reciedumbre moral, timonel incólume que guía a la República a través de la tempestad, para llevarnos el buen puerto de la verdad, la sanación y la felicidad.
Nunca como ahora y durante todas las mañanas nos inoculan, por medio de la palabra, confianza en el día a día y para el futuro inmediato, que contribuimos a construir con nuestro silencio y aprobación, atentos y deseosos de dar un nuevo impulso a los escarnios y descalificaciones de medios y periodistas mendaces, incapaces de sumarse a la nueva realidad que se nos regala, siempre, con los verdaderos datos, lejos, distantes de aquellos buscados por agrupaciones como Signos Vitales, o proporcionados por el INEGI.
Y ni qué decir de esa horrible prensa internacional, que parece dedicada a desacreditar los aciertos y la moral de nuestro Jefe Máximo, que no se arredra ante esas calumnias que afirman mostrar el verdadero rostro de la cosa pública en México, la situación de la enfermedad y la postración de la economía, cuando esos parámetros y mediciones que dan valor a las estadísticas han dejado de importar, porque lo que cuenta hoy y para siempre es medir la felicidad.
Debimos atender como un aviso lo escrito por Leo Zuckermann los días 25 y 26 de mayo últimos en Excélsior, porque la neta es que no quisimos hacer caso de la anticipación cinematográfica de Ismael Rodríguez, pues siempre lo hemos dado por sabido: en la confrontación entre ricos y pobres siempre ganan los últimos, porque no tienen ni en que caerse muertos, pero siempre están contentos y son felices. Es la esencia del pejianismo que hoy, para nuestra fortuna, tenemos al alcance de la mano. Debemos acudir a la Villa de Guadalupe a dar gracias por contar con tan luminoso líder.
En cuanto a la sanación, resulta que nuestro preclaro guía tiene razón -basta con darnos cuenta de que la OMS acuerpa a Hugo López Gatell-, puesto que las organizaciones internacionales de salud felicitan a México por la manera y estilo en que se combate al Covid-19, ya que aquí no se muere de eso, sino de neumonía atípica e influenza estacional; se padece sarampión, por no tener vacunas, o se es ejecutado a tiros, por aquello de que la violencia delincuencial está absolutamente controlada.
En lo que a felicidad se refiere, está asegurada, los programas sociales hacen palidecer al desempleo, el INSABI garantiza la salud, los abuelos y los desempleados sustituyen a las guarderías infantiles, los niños que se quedan sin escuela saldrán a las calles a alegrarnos el día, con pequeños o grandes hurtos, a servir de halcones o convertirse en narcomenudistas; pero dejemos de preocuparnos, la lana alcanza para todo y para todos, es la pura vida, la completa felicidad. Don AMLO proveerá, confíen.
Organizo ya mi peregrinación a Macuspana, para agradecer la llegada del pejianismo. Es la nueva normalidad.
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