La mayoría de los países que tienen petróleo, han desarrollado una industria que les permite extraer el crudo del subsuelo, refinarlo y, con mayor valor agregado, exportarlo, con lo que fomentan la investigación y el desarrollo, y aumentan su capacidad competitiva en ciencia y tecnología.
Es bien sabido, que una de las principales características del “subdesarrollo” consiste en vender las materias primas en su estado natural e importar los mismos productos ya procesados e industrializados. En el caso de México, sería como vender el petróleo crudo y comprar la gasolina refinada del país vecino del norte, como lo siguen recomendando hoy en día algunos opositores a la Cuarta Transformación (4T).
Hay una historia confusa y escondida, que pudiera explicar el motivo por el que no se promueve el desarrollo industrial. Es un pasaje de la historia postrevolucionaria un tanto vergonzoso, que no se enseña en las escuelas y del que poco se habla. Lo que se sabe es que, en 1923, el gobierno de Álvaro Obregón (1920-1924) no era reconocido por el del vecino país del norte, debido a que los estadounidenses radicados en México se quejaban porque el artículo 27 de la Constitución de 1917 en materia de petróleo y tierras, atentaba contra sus intereses. Ante el reclamo del gobierno americano, Obregón temía que aquel país invadiera nuevamente al nuestro, por lo que buscaba a toda costa su “reconocimiento”; para lo cual, tuvo que firmar los “Tratados de Bucareli” que lo obligaron a: no aplicar a los estadounidenses las estipulaciones del mencionado artículo en lo relativo a petróleo y tierras; resarcir los daños cometidos, como la expropiación de sus tierras; y, a continuar pagando la deuda que había suspendido Venustiano Carranza.
Hay dos posturas al respecto: por un lado, quienes afirman, que además de los tratados mencionados, existen unos “Acuerdos secretos”, mediante los que obligaron a México y lo siguen presionando, para “que no desarrolle su industria”, considerando a Obregón como “traidor a la patria”. Dicen que aquel país no va a permitir, que en su frontera sur tenga un vecino con potencial bélico, para hacerles la guerra en determinado momento.
Por otro lado están los que dicen, que no existen tales acuerdos ni hay presión externa, argumentando que solo fue un “mito inventado” para justificar el atraso industrial de nuestro país; y que además, esos Tratados solo tuvieron vigencia durante el gobierno de Obregón, debido a que, al presidente siguiente, Plutarco Elías Calles (1924-1928) no le importó el “no reconocimiento”, ya que su prioridad no era la industria, por lo que los rechazó e hizo valer lo establecido en el artículo 27 constitucional, con lo que puso punto final a la discusión de aquel tiempo.
Los que sostienen esta segunda postura dicen, además, que, de haber existido presión, ¿cómo fue posible que en los años siguientes se llevaron a cabo acciones para desarrollar la industria? Por ejemplo, en 1936 Lázaro Cárdenas creo el Instituto Politécnico Nacional (IPN), para preparar los jóvenes técnicos que sirvieran al desarrollo tecnológico del país; en marzo de 1938 expropió y nacionalizó el petróleo (que ya era de los mexicanos desde la Constitución de 1917); y, en junio del mismo año creó la empresa Petróleos Mexicanos (PEMEX), para explotar y administrar los yacimientos. Después, a partir de 1940, Manuel Ávila Camacho emprendió un importante proceso de industrialización; en 1965, se creó el Instituto Mexicano del Petróleo (IMP), para desarrollar la industria petrolera, química y petroquímica, conforme a los requerimientos de PEMEX. Luego, en 1970 se creó el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT), para promover la investigación científica, así como la innovación, el desarrollo y la modernización tecnológica del país.
Los que siguen defendiendo la primera postura, dicen, que la soberanía de México es muy limitada y vulnerable, ya que el país sigue estando sujeto a los designios del gobierno estadounidense, y ponen de ejemplo, que en el recién aprobado y puesto en marcha “Tratado México-Estados Unidos-Canadá” (T-MEC), nuestro país tiene prohibido establecer acuerdos comerciales con otros países como China, cuando atenten contra sus intereses.
¿Quién tiene la verdad, si es que existe?