La modestia de mis conocimientos en materia de política no llega hasta la ignorancia de saber que entre las promesas no cumplidas por Andrés Manuel López Obrador está la de encarcelar a toda la delincuencia del poder. Ello no es sino la consecuencia de sus alianzas o quizá temores para confrontar al neoliberalismo. Quien lejos de haber sido combatido a cabalidad y con legalidad, no ha sido ni derrotado ni menguado, el poder de la narcopolítica en ésta Cuarta Transformación ha logrado definir a la
La justicia en ésta Cuarta Transformación está plagada de claroscuros. De las promesas de Andrés Manuel al encontrarse en la busca del voto que lo llevó al sitial que goza, se ha pasado en realidad a una democracia representativa de la narcopolítica, producto del neoliberalismo. Todos los juristas, aún los más mínimamente informados sabemos que entre el pueblo y su presidente no debería de existir poder intermedio. Además, el Primer Magistrado no debería encontrarse sujeto a mandato imperativo alguno, para que no se persigan los intereses que benefician a la nación. El poder del narco no puede ser vinculado a exigencia jurídica alguna.
Como han señalado perfectamente los juristas viejos y jóvenes, jamás había sido vejada nuestra Norma Constitucional en la forma que ha sido violentada por la narcopolítica, la cual ha conducido a México por unas veredas indeseables e incompatibles con las raíces mismas de nuestra historia: México necesita, la Nación requiere que nuestros gobernantes tengan y defiendan las virtudes cívicas y el cumplimiento escrupuloso de la letra y espíritu de nuestro Pacto Federal. Sabemos que de la virtud cívica, se pasa a la virtud ciudadana que es donde verdaderamente surge la vocación política, aquella que lleve a tomar la responsabilidad de no limitarse a cumplir los deberes ciudadanos sino, además, a asumir la dirección de los intereses colectivos. No existe dignidad del mexicano sin asumir sus deberes para con la Patria.
Ante ésta realidad de la narcopolítica han contribuido esencialmente todos nuestros partidos políticos al tolerarla, al rendirle pleitesía, al no investigarla, al permitir que sigan libres esos narcopolíticos que el pueblo tiene muy bien identificados.
Lic. Alberto Woolrich Ortíz.
Presidente de la Academia de Derecho
Penal del Colegio de Abogados de México, A.C..