La insoslayable brevedad
Javier Roldán Dávila
Parajoda de movilidad: cuando reiniciamos la circulación no hay circulante.
Entre agosto y septiembre, podría comenzar la declinación de la pandemia de COVID19, de acuerdo a la Organización Panamericana de la Salud, ojalá así sea.
Sin embargo, justo en estos meses, la crisis económica se recrudecerá. Los comercios que han podido abrir sus puertas en la nueva normalidad, no logran recuperar el nivel de ventas, ya sea por las restricciones de funcionamiento y/o por la desconfianza ciudadana para volver al consumo, a lo que se agrega la inercia de la parálisis previa.
Esto ha provocado, que el sector servicios comience a morir de inanición, los pequeños y medianos empresarios, prefieren cerrar a seguir acumulando pérdidas y les asiste la razón.
Esto obliga, a que el gobierno federal replantee su estrategia anti crisis, nadie tiene el poder de gestión del Estado, por lo tanto, la inacción oficial desalienta la actividad económica. No se trata de rescatar a los Slim, Larrea o Salinas Pliego, sino, al restaurantero, a la boutique de la esquina, la estética de batalla y al gimnasio de la colonia.
Si el presidente López Obrador insiste, en la idea (necesaria), de sólo atender a los pobres, etiquetando al pequeño y mediano empresario como potentados, la recuperación será muy lenta y los daños colaterales tan trágicos, como las muertes causadas por la pandemia.
La pulverización de lo que aún queda de la clase media, nos convertirá en un país con 99% de pobres y una pizca de fifís ¿será este el paraíso prometido?