Laberintos del Poder
Emilio Trinidad Zaldívar
Con un PRI carcomido, podrido, hediondo por la corrupción del grupo más rapaz que haya tenido en sus casi 80 años de existencia y de saqueos a México, los triunfos electorales para Morena y quizás para el PAN se ven más claros en el futuro cercano, tiempo en el que Andrés Manuel Lopez Obrador buscará mejorar su deteriorada imagen, consolidar su menguada credibilidad y fortalecer a su partido.
La historia del priismo más oscuro y su necesaria sepultura, la escribieron Enrique Peña Nieto, Luis Videgaray, Emilio Lozoya Austin, Javier Duarte, Luis Miranda Nava, Eruviel Ávila, César Duarte, Manlio Fabio Beltrones, Emilio Gamboa Patrón, Enrique Ochoa Reza, Roberto Borge Angulo, Mario Marín, Alfredo Castillo, Manuel Añorve, José y Alejandro Murat, Alfredo Del Mazo Maza, David López Gutierrez, Eduardo Sánchez, y varios que de sólo mencionarlos se acabaría el espacio.
Unos en la administración, otros en el Poder Legislativo y varios en la comunicación social, el caso es que dejaron al tricolor solo apto para la basura, el descrédito, el repudio, el rechazo, el hartazgo de un pueblo ardido, dolido, estafado por décadas y décadas de engaños, de ofertas incumplidas. Se creían dueños del país, que la nación les pertenecía.
Hoy pretenden limosnear a otros partidos su apoyo para en alianza intentar competir contra el aún sólido partido del Movimiento de Regeneración Nacional, Morena, que muy probablemente les arrebatará a priistas y panistas una que otra gubernatura, que no han sabido fortalecer, hacer crecer, consolidar y conservar.
En Guerrero, los tricolores huérfanos de liderazgo, quieren impulsar nuevamente al ex alcalde de Acapulco, ex diputado federal y actual senador Manuel Añorve, que es la mano operadora de Manlio Fabio Beltrones, enorme político pero muy señalado por manejos financieros turbios, irregulares.
Añorve no podría vencer a Luis Walton, a Felix Salgado Macedonio, bajado solo del caballo y bueno para el trago, la fiesta, el escándalo; a una Irma Eréndira Sandoval, abusiva, corrupta, carente de autoridad moral y millonaria funcionaria de la Cuarta Transformación; menos aún, a un Armando Ríos Peter, ex subsecretario del gobierno federal, ex secretario de Desarrollo Rural en el gobierno del estado de Guerrero, ex diputado, ex senador y ex candidato presidencial independiente.
Joven y experimentado político que vencería a cualquiera si se animara a competir, Armando goza de prestigio, respeto y aprecio por la mayoría de sus paisanos, y su conocimiento de la problemática estatal y nacional, lo harían la mejor carta de todos.
De buscar como se dice una diputación federal, estaría perdiendo por segunda ocasión la oportunidad de gobernar su entidad natal. La diferencia de un cargo a otro es abismal y no debe olvidar que en política y en la administración pública las oportunidades se agotan.
En Sonora, a pesar del buen gobierno que hace Claudia Pavlovich, se ve difícil que puedan vencer a Morena con Alfonso Durazo o con la alcaldesa de Hermosillo, Célida López Cárdenas.
Durazo no ha dado buenos resultados al frente de la Secretaria de Seguridad Ciudadana, ha quedado rebasado por una delincuencia que cuando quiere los pone en aprietos y evidencia, mientras sigue asesinando a ciudadanos, pero si el Presidente decide sea él el abanderado, tiene muchas probabilidades de ganar.
En una de esas, la senadora Lilly Téllez les da un susto. Guapa sonorense y buena comunicadora, podría dar la sorpresa si se van en alianza el PAN y otros de los partidos que intentarán obtener o conservar su registro.
En Baja California Sur, sólo el PAN con Francisco Pelayo Covarrubias podría darle batalla a Morena, ya sea con Víctor Manuel Castro Cosío o con Rubén Muñoz Álvarez, pero el PRI, en las condiciones actuales, estaría diciéndole otra vez adiós a la gubernatura, aún y cuando volviera a competir Ricardo Barroso Agramont.
A Morena en Baja California Sur, según varias encuestas, le iría mejor con el joven alcalde de La Paz, que ha venido creciendo en aceptación y simpatías por el sólido gobierno que viene haciendo.
De ser Rubén Muñoz el candidato al gobierno del estado del partido propiedad de López Obrador, la competencia sería entre tres políticos que no pasan de los 55 años.
En San Luis Potosí, otro ejemplo de un PRI vencido antes de competir, ni en el Comité Ejecutivo Nacional ni el propio gobernador prianista, Juan Manuel Carreras López, tienen una carta que pudiera dar una buena batalla a los muy avanzados Xavier Nava y Ricardo Gallardo Cardona, alcalde de la capital y diputado federal respectivamente.
Juan Manuel Carreras no tiene interés en generar una figura y salvo el también muy joven, serio y decente secretario de Desarrollo Económico del gobierno estatal, Gustavo Puente -cuñado de Nava-, no tiene un rostro, una cara amable, sólida y experimentada con la que pudiera reagruparse, rectificar el rumbo y competir.
Quizás con el ex alcalde y ex rector de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, Mario García, el PRI tuviera opciones pero a Carreras López no le gustaría ese político como candidato.
Ahí en San Luis Potosí tampoco Morena tiene un gallo digno de darles batalla a Xavier Nava y a Ricardo Gallardo. Se decía que iría Esteban Moctezuma pero quizás solo conozca el zócalo de la capital, por lo demás, seguro se pierde en esa tierra que ni conoce.
Rosa abisela Rodríguez, nacida ahí, cercana a los afectos del Presidente y actual Coordinadora General de Puertos y Marina Mercante, sería una digna, sería y respetada representante de Morena para pelear por el control del estado, pero se ve difícil.
Con este panorama, igual les irá a los priistas en las otras once entidades que renovarán los gobiernos estatales, porque no tienen prestigio ni figuras de peso y respeto, solo una muy larga cola de agravios a los mexicanos.
A su líder actual, Alejandro Moreno, “Alito”, parece no importarle el descrédito acumulado y no hace el menor esfuerzo por mostrar arrepentimiento y ofrecer disculpas por años y años de corrupción.
El campechano va a la deriva, sin pasión, sin proyecto, sin estrategia.
Ahí, en el PRI, aún huelen a atraco. A sangre. A derrota, y todavía les tienen en la mira a varios “distinguidos” militantes en capilla.
Falta ver qué hacen en el gobierno federal con Carlos Romero Deschamps, otro descarado ladrón que busca hacer arreglos para no ser detenido y procesado.
Lejos están los años de Carlos Madrazo, Jesús Reyes Heroles y uno que otro gran presidente del PRI, que buscaron con autoridad moral hacer de ese instituto político una verdadera herramienta para el ejercicio de la democracia y de la buena política.
Hasta ahora, Morena tiene el poder, el control. El Presidente López Obrador aún está a tiempo de rectificar el rumbo, de corregir errores para alzarse con la victoria que requerirá para no perder el control del Congreso. Si lo pierde, su futuro será más que difícil.
Ojalá su torpeza y necedad disminuyan y deje de llevarnos al desfiladero.
La política debe volver a significar servicio a la comunidad, no servirse de los cargos para estafar a la población que una y otra vez intenta darles crédito para que hagan bien las cosas.
Andrés Manuel López Obrador engaña, miente, distorsiona la verdad, pero sigue siendo apoyado por una gran mayoría de mexicanos que no traen cubre bocas sino vendas en los ojos.
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