A pesar de que la comunidad internacional vive con una muy vigorosa intensidad todo tipo de cambios, que van desde la ampliación de espacios políticos –ahora cerrados en México- hasta la reorientación de estructuras económicas que buscan ofertar respuestas más eficaces a las urgentes demandas de una población, de una sociedad más politizada, los tiempos recientes de nuestra República con los ejemplos de corrupción descaradamente impunes, nos ha dejado a los mexicanos con un malestar de injusticias que demuestran a plenitud no sólo la insatisfacción suficientemente válida del pueblo por haber sido saqueado en forma tan descarada, sino el sacudimiento de una conciencia jurídico electoral de una población a nivel nacional que está dispuesta a enfrentarse con la ley de la razón, ética y energéticamente jurídica, a un estado que insiste y persiste en cubrir con un manto de impunidad a la delincuencia de sus pares que motivaron que los mexicanos exijan llegar a la verdad a través de la justicia para llevar a la cárcel con trato de delincuentes a los forajidos de la Nación que nos saquearon, nos robaron, se burlaron.
Mientras la comunidad internacional se transforma a pasos agigantados con vigorosa aspiración de cambio, aquí en México, en Palacio Nacional, el Presidente López Obrador dijo, palabras más, palabras menos: “La Cuarta Transformación no tomará decisiones bajo presión de grupos”.
Esa tesis de López Obrador, esa postura del gobierno de la República, esa ocurrencia del Presidente de México deviene en una concepción política inaceptable y de otros tiempos, de otras circunstancias jurídicopolíticas. Tal parece que Carlos Salinas de Gortari, Vicente Fox Quezada y Enrique Peña Nieto, vuelven a tener vigencia después que nos saquearon.
Si en verdad buscamos justicia en México, ello sólo lo lograremos con unidad, no habrá quien detenga el cambio a pesar de actitudes enérgicas, a pesar de ocurrencias.
Lic. Alberto Woolrich Ortíz
Presidente de la Academia de Derecho Penal
del Colegio de Abogados de México, A.C..