La confrontación anunciada, entre Chavistas, a la vista. La rebelión civil en Venezuela a la vuelta de la esquina. El 50% de la población harta de la ineficiencia del régimen.
Conforme a la distancia el tiempo la aleja, a los comicios venezolanos los cuestionamientos nacidos del desaseo electoral se prolongan. Me pregunto si el comandante Chávez, donde quiera que esté, se arrepiente del nombramiento de su sucesor Nicolás Maduro.
Igual, Gustavo Díaz Ordaz, se topaba contra la pared por el desafortunado “dedazo” a favor de su secretario de gobernación, Luis Echevarria Álvarez, a sucederlo en la silla presidencial del 1970 a 1976. (El primero, polémico presidente, pues durante su gestión se consumó la matanza de estudiantes y manifestantes en Tlatelolco, el fatídico 2 de octubre de 1968)
Me da la impresión que Hugo Chávez, genuinamente, designó a Maduro por que estaba seguro a sobrevivir al cáncer. (Así se lo hicieron creer la dupla de los Castro)
Urgía, entonces, para gobernar detrás de los entretelones del Palacio Neoclásico de Miraflores, a un subordinado leal hasta la coronilla, sumiso, incapaz de alzar la voz, a no competir en talento, o a no eclipsar el recuerdo protagónico del bolivariano, a sabiendas de la fragilidad consecuencia del severo padecimiento. De otro modo, no es comprensible un nombramiento tan desatinado.
A éste cuadro, de desconcierto, debemos sumarle:
1. El grave desabastecimiento de productos básicos. Problema rayano en escándalo, en rabia y frustración de la ciudadanía que no atina a comprender, por qué, con tantos recursos con los que cuenta el país enfrenten tan delicada situación.
2. La inflación superior al 30%. ¿?
3. Control de cambios, medida que fomenta la volatilidad de los capitales golondrinos, que hoy por hoy, hacen nido en Miami, Florida.
4. La carencia de divisa estadounidense, en la banca del país, es un enigma.
Dónde esta el producto que genera la venta de 900 mil barriles diarios de petróleo a Los Estados Unidos.
5. El nacimiento en Florida, de subsidiarias o empresas hermanas de las venezolanas no es un fenómeno espontáneo, es la legítima defensa de los intereses del empresariado para amortiguar al régimen que lo ha sofocado, expropiado o extinguido.
6. La ineficiencia estatal a administrar las empresas expropiadas. (Asesoradas por priistas de los años setentas, ochentas y noventas. Los actuales, se encuentran a vistas)
7. La corrupción que fomenta el estado bolivariano para concesionar obras de gobierno al sector privado. (Raúl Salinas de Gortari, Mister 10 %, fue el modelo que lo inspiró a establecer el 15% de comisión, se concluya o no la obra adjudicada.)
8. La reunión del presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, con el candidato de oposición a la presidencia, el “derrotado” Henrique Capriles.
9. Consecuencia de esa reunión los chavistas se retiraron de las conversaciones de paz entre el gobierno de Colombia y las FARC, Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, generando un profundo abismo en las relaciones entre ambos países. La postura radical del canciller Elías Jaua, podría acelerar la fractura de los vínculos diplomáticos.
10. El creciente índice de criminalidad, pareciera rebasar a la fuerza pública, de ahí que Nicolás (in) Maduro se inventara las fuerzas de seguridad compuestas de ciudadanos y militares leales al chavismo. Además de prevenir la oleada, cada día mas severa, de inconformidades del pueblo con visos de violencia.
11. La muerte, en Cabruta estado Guárico el sábado pasado, del joven estudiante que fuera detenido por las fuerzas militares, al mando del teniente Urdaneta de ésta comunidad costera, provocó que la población enardecida quemara las instalaciones de la Guardia Nacional Bolivariana, Comando Regional No. 8.
12. Situación que tiene encabritado al presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, quien sin recato, ni ocultamiento, se brincó al presidente espurio, Nicolás Maduro, y abona, como el mismo lo dijo, a una “confrontación inevitable”.
Todos estos factores no vaticinan nada positivo en el corto plazo para Venezuela. La revuelta civil se encuentra a la vuelta de la esquina, mientras que, la división galopante entre los chavistas, augura un golpe de estado quirúrgico para eliminar los tumores malignos. Maduro el débil y Capriles el buscabullas.