Jamás en la de por sí trepidante historia jurídica nacional, había existido un poder ejecutivo substancialmente manejado por necedades, incongruencias y decires.
Este gravísimo e insoslayable yerro, se lo debemos por completo a Andrés Manuel López Obrador que en momentos icónicos de decisiones políticas se inclina por ocurrencias, en irreversible e inaudito agravio a México y su Justicia.
El Sr. Lic. Don Julio Cesar Orozco Posadas –respetado y muy querido amigo– se permitió, basado en la ya muy añeja tesis de Confucio de que “gobernar es rectificar” sugerirme, con voz de mandato, que escriba unas líneas a vuela pluma a fin de resaltar de manera franca y abierta la inaudita serie de fallos y errores éticos políticos del poder ejecutivo que han afectado los más elementales dictados y principios de la justicia, la cuál tiene que ser IPSO FACTO restablecida y fortalecida, por actos que representen y dignifiquen al Poder Ejecutivo y al Poder Judicial Federal, representado por servidores de la Nación.
Por inicio de cuentas es mi obligatio referir que tanto el Señor Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, como el Señor Ministro Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación no pueden, no deben, ni tienen que continuar en manos de ningún otro poder, como lo es el poder de la narcopolítica, el poder de la ignorancia, el poder de la incongruencia, el poder de la necedad, el poder de la mentira, el poder de las promesas, el poder de la corrupción.
En México se tiene, se debe crear conciencia que resulta imposible que nuestros poderes políticos y jurídicos permitan, autoricen, consientan la existencia de poderes diversos a los estipuladas en la Carta Magna. Cuando nuestros constituyentes se vieron enfrentados a necesidades políticas, jamás pensaron que la narcopolítica, ignorancia, incongruencia, necedad, mentiras y corrupción tuvieran cabida en ésta República Mexicana, siempre se pensó que la Suprema Corte fuese garante de la independencia y de la autonomía de la justicia. López Obrador dijo al tomar posesión del encargo que “uno de los ejes esenciales de la Cuarta Transformación de la Nación lo sería el respeto a la independencia de la justicia” y ello no se encuentra demostrado en el diario vivir de la República. Se encuentran demasiado cerca los escándalos jurídicopolíticos provocados por las embestidas de poderes de facto que nada tiene que ver con los Tres Poderes de la Unión, para que nos creamos, sin más la palabra de Andrés Manuel.
Ni nuestras tesis constitucionales, ni nuestra historia, ni nuestra idiosincrasia, ni nuestros antecedentes permiten formulas atenidas a la subordinación de esos poderes de facto que lesionan la integridad de la República. Hoy tenemos que optar por pensar diferente, hoy tenemos que traer a colación, un decir, una ocurrencia diferente, expresada a distancia por siglos por Don Miguel Cervantes, cuando en su monumental “Quijote de la Mancha” dijo: “Querido Sancho: compruebo con pesar, como los palacios son ocupados por gañanes y las chozas por sabios. Nunca fui defensor de Reyes, pero peores son aquellos que engañan al pueblo con trucos y mentiras, prometiendo lo que nunca darán. País éste, amado Sancho, que destrozan Reyes y coronan a piratas pensando que el oro del rey será repartido entre el pueblo, sin saber que los piratas sólo reparten entre piratas.
Después de lo expuesto, bien valdría darle vigencia a las palabras de Confucio en el sentido de que “gobernar es rectificar”.
Lic. Alberto Woolrich Ortíz.
Presidente de la Academia de Derecho
Penal del Colegio de Abogados de México, A.C..