Hace muchas décadas conocí personalmente y gracias a Don Luis de Gonzaga y Sevilla+, Presidente Decano de la Academia Mexicana de Derecho Internacional a Don Euquerio Guerrero López+, no solo como un entusiasta conocedor del constitucionalismo mexicano, sino como mentor de varias generaciones de abogados y, también porqué no decirlo, como excelente Ministro Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación –por su probidad y talento– en los complicados problemas jurídicos que llegaron a ser de su conocimiento en su mesa de trabajo cotidiano como el más alto funcionario del Poder Judicial Federal.
En éstas líneas, sólo desearía destacar su esplendida faceta de juzgador. Consolidada entre otros cargos como honorable Agente del Ministerio Público Federal adscrito en su Estado de Guanajuato, Consultor de la Presidencia de la República en su momento, Colaborador de la Secretaría de Gobernación y Magistrado del Supremo Tribunal de Justicia en su Estado natal, Senador de la República, Rector de la Universidad de dicho Estado Libre y Soberano, escritor de varias obras entre las que destacan los Manuales de Derecho de Trabajo, de Relaciones Industriales; Glosa de los Mandamientos del Abogado; Consideraciones de Ética Profesional para los Abogados, recipiendario de diversos reconocimientos y preseas, tanto en México, como en el extranjero.
En efecto, no obstante que el referido y honesto togado abundó en sus estudios sobre la justicia y ética profesional, no podemos desconocer en acto de estricta justicia que Don Euquerio Guerrero produjo y sembró estrecha huella entre los que le conocimos, ahora concentrados en seguir su ejemplo y en recomendar como obras de consulta los estudios por él realizados para que se entienda y valore que la esencia del juzgador se cimenta en una clara y limpia conciencia a fin de combatir la corrupción en el medio de procuración e impartición de justicia, en donde se decanta todo el trascendente y angustioso proceso histórico de nuestro atribulado México.
Por tanto a Don Luis de Gonzaga y Sevilla en su tiempo y a Don Euquerio Guerrero en el propio, debemos los abogados el conocimiento de esa gran síntesis histórico-político-jurídica, que algunos denominan limpieza en el actuar de jueces y magistrados. .
Explico de que se trata:
El gran filosofo Nietszche sostuvo en innumerables ocasiones que sólo los seres históricos admiten una definición adecuada, en ese orden de ideas y dado que la corrupción que impera en la actualidad en el medio de justicia es un fenómeno socio-jurídico de gran complejidad, no podría adecuadamente definirlo Don Euquerio, sino consideramos que él como casi ninguno repudió esa infamante corrupción que forma parte crucial de nuestro medio, muy a pesar del pensamiento estrujante del jurista guanajuatense.
El pensamiento de Don Euquerio Guerrero definido en sus obras nació como una protesta bien definida contra la corrupción de funcionarios de procuración e impartición de justicia.
En ésta Cuarta Transformación de la Nación, presenciamos como abogados el colapso que ha sufrido la justicia por la corrupción de la narcopolítica, principal rival de la democracia que pregona Andrés Manuel López Obrador, misma que durante la época del neoliberalismo y en la actualidad ha sido el idioma más comprendido y usado en aquello que atañe y denigra a la justicia.
Hoy la Academia de Derecho Penal del Colegio de Abogados de México, A.C., exige como algo específico retomar el pensamiento de Don Euquerio Guerrero, único principio que pudiese legitimar el actuar de la Cuarta Transformación.
Son conceptos torales que reconfortan en un medio en donde los grandes valores morales y jurídicos, tienen que buscarse en la obscuridad, a pesar de la linterna de Diógenes.
Nota de última hora.
En verdad se le extraña a Don Euquerio Guerrero.
Lic. Alberto Woolrich Ortíz.
Presidente de la Academia de Derecho
Penal del Colegio de Abogados de México, A.C..