Uno de los hechos más escandalosos e ignominiosos en la historia de la justicia en esta Cuarta Transformación de la República, es sin duda alguna el derivado de la impunidad que hasta la fecha ha logrado, quiérase o no, la narcopolítica, la cuál rifa, domina, designa y administra los destinos de la República.
Proudhon con innata sabiduría expresó: “Que la justicia consiste en el respeto espontaneo y mutuamente garantizado de la dignidad humana, cualquiera que sea la persona a que se refiera y en cualquier circunstancia, y sean los que fueren los riesgos a que su defensa pueda exponernos”.
En el patio de honor del Palacio Nacional, el Señor Lic. Andrés Manuel López Obrador, machacadamente y cada que hay oportunidad espeta en forma por demás tajante, “que las cosas en ésta Cuarta Transformación ya no son como antes”. Desde siempre ha prometido, sin decir cuando, que luchará contra todo acto de impunidad, en razón a que “no hay nadie por encima de la ley”.
Sería muy reconocible, aplaudible y meritorio por todos los mexicanos, que las palabras que expone con tan firmes tintes electorales, sean llevadas a la realidad, en virtud de que contamos con la triste experiencia, que ellas, no aterrizan y de que la inmensa mayoría de sus afirmaciones políticas de éste corte, no devienen en el contexto fáctico, más que en discursos simbólicos tendientes de tratar de atenuar la angustia de los mexicanos por obtener justicia, sin la demagogia del combate cierto a la impunidad.
Wilson en el ayer y en relación al tema que hoy se trata, también escribió: “La base firme del gobierno es la justicia, no la piedad”.
La Academia de Derecho Penal del Colegio de Abogados de México, A.C., por tinta de quien esto escribe quisiera preguntar en simple contexto: ¿Porqué hasta la fecha y no obstante sus promesas, decires y ocurrencias no se ha investigado el fenómeno de la narcopolíica —contra toda razón jurídica—?.
¿No será éste un caso típico de impunidad, por tratarse de un político de altos vuelos, y porqué en el supuesto de ser sancionado en los delitos de narcotráfico, homicidio y contra la administración de justicia, se demeritaría el prestigio —ya muy menguado por cierto— de la que fuere la Procuraduría, ahora Fiscalía General de la República?.
Ojalá los dichos y las palabras de Andrés Manuel, si desean ser creídos, provoquen en nuestros Centros de Inteligencia y Palacios de Justicia una indagatoria a profundidad, rompiendo con ello el STATU QUO en que se encuentra, para proceder penalmente contra el narcopolítico ya de todos conocido. Liberando con ello los hechos de los límites demasiado mezquinos en los cuales se mantiene y sostiene la impunidad y se le lleve al plano de la justicia. Ensanchando con ello el marco de los decires presidenciales.
Si el Presidente de la República Andrés Manuel López Obrador, en ésta época de elecciones, pretende ser congruente con sus palabras, dichos, manifestaciones y expresiones, debe ordenar de inmediato, el inicio de esa investigación. Dicha infamia de la narcopolítica resulta ser, hoy por hoy, el más escandaloso caso de impunidad que México padece.
El caso y causa criminal de la narcopolítica, no es igual al de Petróleos Mexicanos, pero resulta mayormente substancial que se haga justicia en éste como en aquél, rompiendo con ello el tabú de la impunidad para aquél infeliz político que se colocó por encima del Estado de Derecho y de la Ley.
México espera confiado: En que las promesas, palabras, discursos e ingeniosidades de Andrés Manuel se sostengan, aún muy tardíamente en los hechos.
De no ser así, las frases del Presidente de la República seguirán diluidas en uno más de los arquetipos de la esperanza fallida.
Finalmente, sino saben como hacerlo, no se preocupen, la Academia de Derecho Penal del Colegio de Abogados de México, A.C., les da la guía y pauta para ello y de manera gratuita como lo mandata nuestra Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
Lic. Alberto Woolrich Ortíz.
Presidente de la Academia de Derecho
Penal del Colegio de Abogados de México, A.C.