* En esa parálisis que los mantiene aferrados a las patas de la silla del águila, los funcionarios públicos y, además, responsables del futuro de 120 millones de compatriotas, únicamente favorecieron lo peor del capitalismo totonaca, que servirá de imán a lo pésimo de la inversión extranjera
Gregorio Ortega Molina
Los últimos vestigios del derecho al pataleo se diluyeron en Nochixtlán, porque los organismos internacionales de derechos humanos, los barones del poder que únicamente confiere el dinero (léase corredurías bursátiles) y el gobierno de EEUU inducen, aquí, un cambio que nuestros políticos se niegan a aprovechar e incluso a impulsar: están hasta el gorro del presidencialismo y sus abusos de poder.
En esa parálisis que los mantiene aferrados a las patas de la silla del águila, los funcionarios públicos y, además, responsables del futuro de 120 millones de compatriotas, únicamente favorecieron lo peor del capitalismo totonaca, que servirá de imán a lo pésimo de la inversión extranjera.
Obnubilados por el momentáneo éxito mediático de su propuesta de mover a México, no vieron que sus patrocinadores se limitaron a jugarles el dedo en la boca, con la idea de que podrían transformarlos en víctimas, pero resulta que terminaron por asignarles el papel de victimarios.
¿Qué nos trae la reforma energética? Hasta el momento dolores de cabeza y puras promesas, nada que se concrete. Por nota de La Jornada, ahora estamos enterados que en la menos importante de las incidencias de la reforma tan cacareada, “al menos 300 mil despachadores de combustibles que laboran en varios turnos en unas 12 mil gasolineras diseminadas en todo el país, son hasta ahora los únicos excluidos de los eventuales beneficios que la reforma energética implicará para ese sector tras la liberalización en la importación de hidrocarburos a partir de abril pasado, la entrada de firmas diferentes a Petróleos Mexicanos en la venta al público y el fin al control de precios de las gasolinas en 2018.
“La mayoría de estos empleados se encuentran en total indefensión laboral, al carecer de ingresos conforme a la ley, y de los mínimos beneficios de seguridad social y prestaciones.
“En un sondeo realizado por en diferentes estaciones de servicio de esta capital, los despachadores revelaron que no perciben salarios y sus ingresos provienen, únicamente, de las propinas que les dejan los automovilistas”.
¿Mejorará el panorama laboral de los despachadores, con la llegada a México de nuevos distribuidores? La política de empleo diseñada con el outsourcing incluido, indica que no, que sucederá lo contrario, lo que debiera obligar a los trabajadores en general, a levantar la vista y abrir los oídos, porque están a punto de poner en marcha la estrategia que los limitaría del todo, para obligarlos a laborar con la mano extendida, y pedir a voz en cuello: ¡patroncito, lo que sea su voluntá!